El escultor Juan de Avalos, a pesar de sus 94 años, presenta un aspecto envidiable y atesora una memoria fresca.

--¿Qué recuerdos guarda de la guerra civil?

--La guerra civil fue una vergüenza. No se puede hacer una guerra con un pueblo que no estaba preparado y pobre. Los jóvenes tienen ahora una responsabilidad tremenda, la de disculpar y tender la mano.

--En Mérida se encuentra almacenada una parte de su obra en espera de que las autoridades hagan algo con ella.

--Allá ellos. A mí, el primer alcalde socialista de la democracia me dijo que quería hacer una fundación y le mandé 80 obras. ¿Qué han hecho con ellas?, ellos sabrán si merecen atención y cuidado. No me meto ni en problemas ni en política. Yo suscribo lo que dijo Emilio Castelar cuando le preguntaron si la política era un arte o una maña, y dijo que era una artimaña.

--¿Porqué no regresó a Mérida?

--Voy a Mérida a depositar flores al cementerio. Vengo a mis raíces, a la casa de la calle Castelar, donde había una casa romana del siglo II, que nunca pude comprar. Yo soy un paleto, un hombre de pueblo. Pero la familia manda mucho, hubiera sido entorpecer los estudios. No se puede ser egoísta.

--¿Qué le ha parecido este homenaje?

--No soy partidario de los homenajes. El homenaje es la obra, es la que tiene que decir si un hombre ha pasado por la vida en beneficio de los demás.