Tardó en empezar a competir, pero no en tener éxito. De la medalla de plata en el Campeonato de España de 2012, a dos de bronce y oro en el de Europa ese mismo año. Y, este verano, otra de bronce en el Mundial de Kung Fu de Estilos Tradicionales, que se celebró en Taipei (Taiwan) en agosto. Belén Alonso, madrileña de 40 años pero "emeritense de adopción", es un valor en tai chi, que practica con Víctor Arellano como entrenador. Ambos forman parte de la Asociación Deportiva-Cultural de Wushu Quanzen, creada en Mérida hace tres años y que tiene una treintena de socios. "Las artes marciales no son solo entrenar, sino también estudiar y formarte", destaca Alonso, comprometida con este deporte, que combina con su labor docente en la Escuela de Arte.

Arellano explica que Belén lleva más de una década practicando tai chi y, al empezar a entrenar con él, dio el paso a la competición. "Para los que hacemos artes marciales, es interesante medirte, tanto para analizarte como atleta como para conocer otros tipos de kung fu", detalla Alonso. ¿Es más difícil practicar estas disciplinas en ciudades pequeñas? "Es obvio que en las grandes hay más oferta, pero lo importante es una buena escuela y un buen maestro", defiende.

Lo ha encontrado en Arellano, que lleva 11 años como entrenador de tai chi y toda una vida de afición, que compatibiliza con su profesión de informático. "La cultura china siempre me ha atraído y el tai chi es un muy interesante, con ventajas como sus beneficios para la salud o que puede practicarlo gente de cualquier edad". Arellano y Alonso todavía no han decidido sus próximos retos competitivos. Pero sí que seguirán creciendo en tai chi: "No solo es ir al gimnasio, también hay mucho de estudio. Ahora estoy en ello", avanza la atleta.