El Liceo afronta hoy uno de los días más importante de toda su historia desde su fundación en 1901. Ciento diez años de historia que podrían sellar hoy su defunción. Los socios de la entidad están convocados esta tarde en las dependencias de la calle Santa Eulalia para escuchar las ofertas recibidas por el inmueble, el principal activo de la institución, y su única alternativa para evitar la desaparición. Las deudas que arrastra, estimadas en unos 850.000 euros, obligaron a la sociedad a acogerse a la ley concursal para ganar algo de tiempo. Un tiempo que se ha agotado. En apenas unos días los acreedores están citados en el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Badajoz, que está pendiente de ejecutar la orden de embargo que pesa sobre los bienes de la sociedad.

Esta medida supondría la desaparición del Liceo y la salida a subasta pública de un inmueble de 2.500 metros cuadrados en la calle más comercial de la ciudad. Para evitar el embargo, los socios disponen de pocos días para vender su sede una vez descartada la cesión a las administraciones públicas ofrecidas hace dos semanas a cambio de la deuda.

Según ha podido saber este periódico, la directiva del Liceo baraja al menos tres ofertas en firme para la adquisición de todo o parte del inmueble. Su objetivo es vender la mayor parte del inmueble, reservándose la entreplanta y el primer piso de oficinas de la calle Moreno de Vargas, para continuar con su actividad. Entre ambos suman alrededor de 300 metros cuadrados, suficientes para los 250 socios que aún continúan en la sociedad venida a menos, pues llegó a tener casi 3.000 socios, y muy envejecida --el más joven tiene 59 años--.

El Liceo fue durante varias décadas todo un referente de la vida cultural de Mérida y de toda Extremadura. Por él pasaron grandes plumas extremeñas, entre ellos Felipe Trigo. La actual directiva, que preside José Saquete, ofreció hace una semana el inmueble a la ciudad de Mérida para destinarlo a un fin cultural, preferentemente para una facultad de Bellas Artes. La oferta iba dirigida al ayuntamiento y a la Junta, que se haría cargo de unas dependencias cuyo valor de mercado supera los cinco millones de euros, a cambio de la deuda.

La propuesta ya ha sido descartada. Las administraciones públicas han rechazado la oferta ante la imposibilidad de asumir una deuda en los tiempos que corren, además de un compromiso de gasto de elevada cuantía para adecuar las dependencias. Esta negativa trunca el "último y gran servicio a Mérida" de esta sociedad, que aunque privada, excepto en los últimos años que su situación financiera lo ha impedido, ha tenido siempre una proyección cultural que ha beneficiado al conjunto de la sociedad.