Los puentes del lago de Proserpina se han realizado cuando las aguas estaban muy bajas. Se quedó uno de ellos pendiente por el conflicto entre la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) y la Sociedad de Tiro de Pichón y Deportes Proserpina. Del resultado judicial no se ha dado ninguna nota y se ha hecho un puente en el embarcadero de esta sociedad, puente que al realizarse tuvo que bajarse el nivel del agua.

A pocos metros de allí, se ha levantado otro puente para unir el paseo perimetral con la carretera de circunvalación, cuyas obras se están realizando actualmente y no permiten que entre más agua de la prevista para la cimentación del puente. Todo esto podían haberlo hecho este verano, pero no, han aguantado a las lluvias y así no ver el nivel máximo de Proserpina.

Y todo puede ser por las partidas presupuestarias que no llegan a su tiempo y cuando se libran no se dejan para más adelante, y se realizan las obras aunque no dejen entrar más agua, y si entra se suelta.

Las obras siguen y en breve dos empresas emeritense: Carija, de Roberto Vázquez y la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Vaysaca, de José Antonio Calvo, y Gévora Construcciones, han optado al proyecto que se piensa realizar por un importe de 2,2 millones de euros, unos trescientos sesenta y seis millones de pesetas, para construir una zona de recreo, diez chiringuitos con aseos, agua corriente y red eléctrica y un centro de interpretación de la historia de nuestro lago de Proserpina.

No es una cantidad para tirar cohetes, pero por algo se empieza. Ahora, lo más necesario es limpiar, mejorar los accesos y terminar de una vez las obras para que el lago se pueda llenar sin miedo a otro vaciado.

Y después vendrá la infraestructura del saneamiento de la parte de la asociación de Proserpina y Punta de Aguila, con un coste de varios miles de millones de pesetas, mucho pan para un lago sólo. Pero, todo lo que sea mejorarlo, bienvenido sea.