Tras muchos días mirando al cielo, la Junta de Cofradías hizo ayer balance de la Semana Santa de Mérida, en la que 11 de las 17 procesiones previstas fueron suspendidas o tuvieron que recortar su recorrido por la lluvia. Sin embargo, los cofrades emeritenses, cuya fiesta aspira a la declaración de interés turístico internacional (la de interés nacional le fue reconocida en el 2010) consideran positivo el resultado, sobre todo por "el esfuerzo realizado por los participantes y la buena acogida del público", destaca su portavoz, Mario Hernández. La decepción de algunos fieles y cofrades por no haber podido sacar a sus veneradas imágenes a la calle se compensa, según Hernández, "con la certeza de que se ha hecho lo posible y de que la Semana Santa solo es una parte del trabajo de las cofradías, que realizan actividades todo el año".

Pese al elevado número de procesiones que se han visto afectadas por la lluvia --seis fueron suspendidas y cinco tuvieron que acortar su recorrido--, el tiempo ha sido más benevolente en Mérida que en otras ciudades: "Hay sitios en los que no ha podido salir ningún paso hasta el viernes, cuando aquí tuvimos desde el domingo", recuerda el portavoz de los cofrades emeritenses. Sin embargo, admite que ha sido una semana complicada: "Otras veces hemos tenido problemas con la lluvia en días puntuales, pero esta vez han sido todos sin excepción".

¿Cómo se informan del tiempo? "Sobre todo nos regimos por la Agencia Estatal de Meteorología y contamos con el generoso asesoramiento del Aeropuerto de Badajoz", explica Hernández que, no obstante, añade que tienen previsto mejorar su sistema de información. "Solemos tener muchos partes y no estamos seguros de cuál es el más fiable", asegura como cuestión a resolver. Otra sería la coordinación entre las cofradías para organizarse cuando se producen desajustes en los horarios, por el tiempo, por ejemplo.

En el ánimo de los cofrades la contrariedad de la anulación de las ansiadas procesiones se mezcla con la satisfacción por el trabajo realizado y la fe. Es el caso de el Calvario, que apenas pudo el viernes sacar al Cristo una hora y media --que llevaba cuatro años sin salir a la calle por la lluvia-- y tuvo que hacer el Descendimiento (bajada de la imagen de la cruz a la urna) dentro de su ermita. "Es una decepción, pero el sentimiento cofrade se prolonga todo el año", sentencia José Manuel González, de dicha hermandad.