Con tristeza, pero con la alegría de saber que su trabajo ha ayudado a miles de personas sin hogar, la hermana Leonor Copado, directora del centro de transeúntes Padre Cristóbal en los últimos siete años, deja su puesto para marcharse a Madrid, donde trabajará en la sede de la Curia Superior General de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias, fundada por el Padre Cristóbal.

Cada año pasan por este centro medio millar de sin techo , que reciben aquí alojamiento y comida. Ese contacto directo con las personas con problemas le ha servido, asegura, para "enriquecerme como persona y como religiosa", y por ello sentirá "nostalgia" al dejar esa relación de amistad y también la ciudad de Mérida, donde se ha sentido "muy integrada" (es natural de la localidad cordobesa de Hinojosa del Duque).

A partir de ahora, su labor se centrará más en "salir del poder, vivir un poco más el momento de las personas que más lo necesiten", y apoyar la labor de esta congregación en lugares como Bosnia, Roma y países latinoamericanos. Todo ello visitando y animando a las comunidades de hermanas que trabajan en estas zonas.

Será difícil, según los transeúntes que viven en el centro, olvidar a la hermana Copado. Ella no considera su nuevo puesto como un premio, sino que es "una nueva etapa que exige mucho de mí y que no me esperaba", por lo que "hay que mantenerse con el talante necesario", comenta.

Al marcharse se lamenta del poco espacio existente para tratar este problema. Ahora, el reto es trabajar para que haya más centros como este en Mérida y alrededores.