Los malos olores procedentes de la factoría Extremeña de Grasas se propagan de nuevo por la ciudad. En las últimas semanas los vecinos se han vuelto a quejar de que el olor es insoportable y da una mala imagen de la ciudad para los turistas y el ayuntamiento, por su parte, ha reiterado que no le temblará la mano a la hora de cerrar la factoría si sigue emitiendo esos efluvios. La factoría obtuvo la Autorización Ambiental Integrada (AAI) por parte de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente para su nuevo emplazamiento a seis kilómetros de la ciudad, en dirección Sevilla. En su momento, el alcalde, Angel Calle, señaló que esta ubicación cumple la normativa que regula la actividad de empresas molestas ya que está situada a más de dos kilómetros del casco urbano y fuera de los vientos dominantes.

Con todo, las trabas burocráticas están dilatando en el tiempo su traslado. El consistorio, al encontrarse en el término municipal de Mérida, concedió la calificación urbanística del suelo pero todavía restan diversos trámites administrativos. Una vez que termine la gestión administrativa tiene que proceder de inmediato al traslado, según ha indicado la delegada de Medio Ambiente, Marisa Tena. No solo depende de la AAI, que ya la tienen, sino de la gestión urbanística y su construcción, ha añadido.

Tena ha justificado el retraso al alegar que las autorizaciones son de carácter regional y que, por tanto, ellos no controlan los plazos. Además, ha señalado que su delegación lleva un seguimiento de la problemática y que, hasta el día de ayer, no les consta ninguna denuncia sobre la emisión de malos olores aunque reconoce que sí ha recibido algunos correos denunciando la situación. De este modo, ha recordado a los vecinos que hasta que no presenten una denuncia formal ante la Policía Local o el Seprona no se puede emprender ningún tipo de acción. Son estos los que han de presenciarse en el lugar y redactar el acta para que pueda abrirse un expediente sancionador.