Las parroquias emeritense siempre han tenido muy presente su historia a través de los siglos.

Hace unos años, en septiembre de 1983, un sacerdote nacido en Don Alvaro, pueblo cercano a Mérida, Aquilino Camacho Macías, que desarrolló en esta ciudad una buena parte de su vida sacerdotal, publicaba en la parroquia de Cristo Rey (Calvario) la carta de san Cipriano de Cartago referida a las iglesias de la época y Mérida se encontraba entre ellas.

La carta sinodal firmada por 36 obispos es la respuesta a las comunidades de Astorga y Mérida por los años 254-255, después de la persecución de Decía, durante el pontificado del Papa Esteban.

LA CARTA Aquilino Camacho, doctor en Teología y Derecho Civil, era una persona muy culta. En Mérida tenía un triunvirato sacerdotal con José Barragán, párroco de San José; Juan Fernández, coadjutor de Santa Eulalia y él, de Santa María. Tenían un contacto casi diario y con unas relaciones entre los tres inmejorables.

Aquilino Camacho es autor de varios trabajos entre ellos el recopilar en un libro que no puede faltar en biblioteca que se precie sobre La vida de los Santos Padres Emeritenses , del primer tercio del siglo VII, el libro más antiguo que se conserva de los escritos en Extremadura.

Se le nombró canónico y marchó a vivir a Badajoz. Al llegar el obispo Doroteo Fernández lo nombró vicario general y al llegar el obispo Antonio Montero, al ser ya un poco mayor, le nombró capellán de la Soledad. Murió en esta ciudad pero su cuerpo reposa en el cementerio de Don Alvaro donde nació.

Mérida en la historia de la iglesia ha sido una preocupación que todos los investigadores han querido estudiar y profundizar, y Aquilino Camacho lo ha conseguido. Hay que remontarse al nacimiento de la ciudad, 25 años antes de Cristo en tiempos de Augusto. Será Publio Carisio con sus legiones V y X quien fundará esta colonia que luego, al ser capital de la Lusitania, atrajo el interés de los predicadores del evangelio. El primer documento referido al cristianismo en España es la carta 67 de San Cipriano de Cartago, llamada La partida de nacimiento de la Iglesia española .

Esta carta fue dirigida por el obispo africano a las iglesias de Mérida y Astorga, con motivo de la deposición de sus respectivos obispos Marcial y Basilides. Se recoge como fecha probable el año 255. Ya en Mérida parece que existe una Iglesia local bien estructurada, con jerarquía propia y una comunidad lo suficientemente amplia como para ser conocida en todo el mundo cristiano. Tuvo innumerables prelados conociéndose una veintena de ellos y que ya hemos recogido en estos reportajes del domingo durante el mes de julio y septiembre el 2004.

Nuestra ciudad tiene una ininterrumpida sucesión de Prelados, el último de ellos, Ariulfo, asiste a los concilios que se celebra en Córdoba entre los años 839 y 862. En la última y más sangrienta persecución del Imperio, la de Diocleciano, sufrió el martirio Santa Eulalia.

La historia de la Iglesia en Mérida viene de siglos y sus raíces datan de los primeros pasos del cristianismo en nuestra ciudad. San Cipriano de Cartago murió el 13 de septiembre del año 258 decapitado en la persecución de los emperadores romanos Valerio y Galieno.