El lago de Proserpina en Mérida está como en sus mejores épocas. Muchos bañistas diariamente y miles de visitantes los fines de semana.

Los chiringuitos siguen como siempre: con sus deficiencias y precariedades higiénicas. Las orillas en su mayoría limpias aunque hay zonas donde el ciudadano se descuida sin saber que es suyo, que lo que ensucia es su propio territorio.

Lo que no acabamos de entender es que no se abra el puesto de socorro de la Cruz Roja. Lo hicimos con todo el cariño del mundo, con aportación, al cincuenta por ciento de la Asamblea Provincial de Badajoz y el Ayuntamiento de Mérida y algunos empresarios emeritenses cuando presidimos la Asamblea Local. Antes estábamos con la zodiac y la ambulancia de forma provisional en una tienda que nos dejaba el Club de Piragüismo junto a los chiringuitos de La Chon y Alfonso . Nos abastecían de bocadillos para los voluntarios que cada fin de semana se desplazaban con una ambulancia a salvar muchas vidas humanas y atender cientos de casos de cortes, caídas, roturas... No lo entendemos.

Si hay que negociar con el ayuntamiento, que se negocie, estamos seguros que habrá entendimiento por ambas partes, hay aceptar ciertos condionamientos en beneficio de los ciudadanos y lograr el propósito para lo que fue creado este puesto de socorro que no se ha inaugurado. No se hizo antes por el vaciado del lago, pero ahora es imprescindible su apertura y dar a Mérida lo que pagó.

Mérida ha vuelto al lago. La flora y la fauna se han recuperado. Los pescadores están encantados. Muchos emeritense viven todo el año allí y aumentará si se logra completar lo que de infraestructura falta: pavimentación, saneamientos y arreglo de ciertos zonas para facilitar al bañista y pescador el acceso en las playas de la Punta del Aguila.

El lago de Proserpina es de lo mejor que tiene Mérida, hay que aprovecharlo en toda su integridad. El proyecto turístico previsto ayudará, sin duda, a potenciar todavía más este fenomenal paraje.