El alcalde de Mérida Pedro Acedo ha puesto nervioso al lucero del alba y a los más cualificados populares extremeños. Y los del PSOE a verlas venir.

A las declaraciones de Acedo no saben como hincarles el diente. Ha lanzado un aviso. No se presenta de alcalde y quiere disputar la presidencia a Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Y ha descolocado a sus compañeros de partido. No saben si lo que quiere decir es que se pone a disposición del partido o es el partido quien tiene que ponerse a su disposición. El reto es de un órdago completo: grande, chica, pares y juego. Y, el juego político, tiene tales recovecos que terminas en un laberinto.

El alcalde de Cáceres, José María Saponi, ya ha salido a la palestra para advertir que Carlos Floriano es, por el momento, el candidato futuro. Y Miguel Celdrán viene a decir lo mismo. Cuando alguien de Mérida levanta el vuelo todos quieren cortarle las alas y dejarlo en el nido y sin posibilidad de lanzarse al vacío, y si se lanza se mata.

Pasa con Rodríguez Ibarra, que le han acusado, y no es cierto, de que todo se lo trae a Mérida. Ya se ha demostrado que el equipo del Mérida, que subió a Primera División con José Fouto, no era el equipo de la Junta, era un clamor en la región.

Tienen miedo a esta ciudad. Es el futuro imparable que nos espera. Que no hay nadie que lo evite. Y, quien lo intente se estrellará. Mérida tiene para dar y tomar. Sin quitarle nada a nadie. Dando más que recibe, y, como capital regional, tiene lo que en justicia merece, menos la Delegación del Gobierno y la Comandancia de la Guardia Civil.

¿Quien sustituirá a Pedro Acedo para disputar la alcaldía en las próximas elecciones?. Nombres ya suenan, pero que no suenen mucho. El que desee sustituirle debe ser prudente, callado, sigiloso y listo, muy listo, sino, al Parque Municipal a descargar balas de algodón.