Del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida son conocidas su labor arqueológica, su trabajo en favor de la conservación y difusión del patrimonio emeritense o los estudios científicos que realiza de la historia de la ciudad. Pero como institución pública que es también empeña parte de su tiempo en revertir a la sociedad el trabajo que realiza, y fruto de esta labor se firmó en el año 2013 un acuerdo de colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Se trata de una de las actividades menos conocidas del Consorcio, enmarcada dentro de su línea de actuación social, y el objetivo es que aquellos ciudadanos que han sido sancionados por infracciones leves tengan la oportunidad de realizar trabajos en beneficio de la comunidad en esta institución.

«Los trabajos comunitarios beben del espírutu de reinserción social de nuestro sistema penitenciario y son una herramienta útil para lograr la reeducación social que este pretende», explica el Consorcio. Según los datos facilitados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, unas 25 personas se acogen cada año a este convenio y realizan trabajos comunitarios en los monumentos de la ciudad. Los sancionados que llegan al Consorcio son atendidos por el Departamento de Administración, que hace un seguimiento de las tareas que realizan: por lo general de vigilancia y conservación del patrimonio, «labores provechosas para la comunidad, que convierten al infractor no en una carga» sino en agente activo al servicio de la sociedad», destaca.

No obstante, los trabajos se pueden adaptar al perfil laboral del penado y adecuarlo a sus características y circunstancias. Los trabajos en beneficio de la comunidad se realizan siempre por personas mayores de 18 años, ya que los menores de edad no pueden ser condenados penalmente, indica la Consejería de Cultura. Por ello, el convenio firmado con las instituciones penitenciarias se refiere exclusivamente a estos, no a los menores.