La historia reciente de la plaza de toros está repleta de cornadas y muletazos, de encuentros y desencuentros, y, sobre todo, de decepciones y polémica.

Tras unos años difíciles bajo la batuta de José Luis Marca, el ayuntamiento decidió adquirir el coso de San Albín. En mayo del 2003 el consistorio alcanzó un acuerdo con el empresario para permutar la plaza por terrenos, aunque finalmente Marca renunció. Entonces le ofrecieron 900.000 euros, oferta que aceptó aunque nunca llegó a firmar pese a la cita en la Notaría que llegó a concertarse.

Un año después, en marzo del 2004, saltaba la noticia. Marca había vendido la plaza de Mérida... pero a otro empresario, Gustavo Postigo, propietario además de los cosos de Segovia, León y San Fernando.

Pocas semanas después Postigo anunciaba un acuerdo de explotación de dos años con el empresario José Félix González, pero lo cierto es que cuando llegó la feria de septiembre no hubo cartel taurino. Así las cosas, en septiembre del 2004 el alcalde Pedro Acedo anunciaba que se iban a iniciar los trámites de forma urgente para expropiar la plaza debido a que no se utilizaba para lo que en teoría estaba destinada.

Pero tras la tempestad llegó la calma, el acuerdo y dos años de feria taurina. Y en este buen y renovado ambiente el gobierno local ha decidido retomar el asalto a la compra de la plaza de toros.