El museo del ferrocarril, que se encuentra en el edificio de la UNED, está semicerrado. Sus máquinas no funcionan. Su cuidador ha desaparecido. Los responsables están dolidos porque el trabajo que han realizado durante años no tiene futuro. De un lugar de visitas por parte de los críos de los colegios, de muchas personas que encontraban un lugar de recuerdos, ha quedado en una habitación que acumula polvo, que las máquinas y toda la maqueta ha quedado reducida a un recuerdo. Los emeritenses no nos podemos permitir el lujo de perder uno de los museos más entrañables que tiene esta ciudad. Recordemos que Mérida resucitó con el ferrocarril, de ahí vino el aumento del número de habitantes. Las industrias y el transporte en los trenes de mercancías, para que los productos de todo género estuvieran en todos los mercados nacionales, eran una buena entrada de divisas. Y los viajeros en los carretas, mixtos, omnibús, correos, exprés...

Este museo que hizo José Simón hay que volver a resucitarlo. Es nuestro pasado. Nuestra historia. Se deben tomar las medidas para que estos trenes vuelvan a realizar sus viajes en esa impresionante maqueta.

El museo del ferrocarril debe tener un lugar privilegiado y el Director General de Transporte, que ha sido ferroviario, Angel Caballero, debe tomar, con el propio ayuntamiento, ya que también es concejal, y con sus compañeros, la posibilidad de una continuidad con visos de futuro.

La misma RENFE puede habilitar un lugar para este museo que se nos está destrozando sin poner remedio quienes tiene la obligación política de salvarlo.