La Guía del vino en Extremadura que ha editado la Junta de Extremadura es un lujo. Se han hecho diez mil ejemplares y están siendo solicitados por todos los sectores.

Extremadura ya puede competir con los mejores caldos del país. Hay que ser humildes y tratar de llegar a los vinos de la Ribera del Duero o de la Rioja, pero tenemos suelo, viñas como en pocos lugares de España e industriales que saborean la miel de lo que es un buen vino. Tenemos mucho que aprender, pero por el camino que vamos ya hemos logrado caldos que son una delicia.

En Madrid, hace un año, cuando me hicieron unas pruebas de corazón, Carlos Macaya, uno de los mejores doctores cardiovasculares del país, nos recomendó unas copas diarias de vino tinto "y si es bueno, mejor". Me gusta, como a mi padre, el vino tinto, unas copas, con los amigos y saborearlo en la amistad.

Me da rabia, mucha rabia, ver anuncios de las grandes superficies donde se ven pocos o ningún vino de nuestra tierra en esas ofertas de esta época. Extremadura no es ya la que mandaba a comercializar productos a otras comunidades, ya lo hacemos aquí, aunque los intereses comerciales de las grandes industrias nos envidien y no acepten en el mercado nacional alguno de nuestros productos, cuya inclusión nos hemos ganado a pulso, y el vino es uno de los que reclama su puesto.