El nuevo acelerador lineal de última generación para el Hospital de Mérida estará listo a mediados del año 2021. Así lo avanzó la semana pasada el consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, en una rueda de prensa para explicar que se había producido el «desbloqueo» para la dotación de esta tecnología sanitaria destinada al tratamiento con radioterapia para pacientes con determinados tumores.

Además del acelerador lineal para Mérida, el gobierno regional va a comprar otros para Cáceres, Badajoz y Plasencia con cargo a los fondos que donó la Fundación Amancio Ortega, con la que se firmó un convenio en 2017 por 12,8 millones de euros para este fin y para adquirir otros aparatos de diagnóstico, como tres equipos de Tomografía Axial Computarizada (TAC), ya comprados.

Cabe recordar que la Junta de Extremadura inició en marzo de 2018 el proceso de licitación de estos cuatro aceleradores, pero la guerra legal entre las dos únicas empresas que los fabrican paralizó los trámites hasta la sentencia reciente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx), que ha dado la razón a una de ellas, Elekta Medical.

Para que el hospital emeritense pueda albergar el acelerador lineal donado por la fundación, ya que el actual se encuentra obsoleto, el Servicio Extremeño de Salud (SES) comenzó las obras de construcción del nuevo búnker que albergará la máquina de radioterapia. La inversión de los trabajos asciende a 673.406 euros y se han adjudicado a la constructora Imesapi, que ha realizado una rebaja del 13,2% sobre el precio base de licitación.

El búnker es un espacio necesario para los hospitales, pues su función es impedir el paso de las radiaciones que emiten los aceleradores lineales. Por su parte, los aceleradores combinan la radiación con imágenes para radiar los tumores con una previsión al milímetro, lo que permite reducirlos o eliminarlos sin dañar otros órganos e incluso reducir el número de sesiones necesarias.