La sede episcopal emeritense a través de los siglos ha sido apasionante. No se conoce la sucesión completa de los obispos emeritenses pero sí los suficientes, a partir del libelático Marcial (255), como para pensar en una continuidad ininterrumpida hasta después de la invasión árabe.

Hay suficientes indicios en los comienzos del cristianismo para conocer como Emérita Augusta, capital de la Lusitania, tenía su sede obiscopal y con datos desde el año 255 con el obispo Marcial, es el primer nombre que se tiene constancia, según el estudio hecho por Aquilino Camacho Macías sobre la Sede Emeritense en el libro que coordinaba Manuel Terrón Albarrán sobre Historia de la Baja Extremadura , se publicó un segundo tomo y ahí se quedó, una pena porque era muy interesante, estos dos tomos los patrocinó el constructor extremeño, de Santa Marta, Bartolomé Gil Santacruz.

LOS OBISPOS El primero fue Marcial. Los únicos datos que han sido investigados son los contenidos en la carta de San Cipriano de Cartago. El sucesor de Marcial fue Félix, que estuvo también este mismo año de 255 y consagrado por San Cipriano, tomando posesión de le Sede. Estuvo hasta 295 que toma posesión Liberio que asiste al Concilio de Iliberris.

Durante este pontificado de Liberio sucede la persecución de Diocleciano, teniendo lugar en Emérita Augusta el martirio de santa Eulalia. Las actas del martirio de Santa Eulalia contienen una clara alusión al obispado, cuando nos dicen: Papas namque ipsius erat nomine Liberius: hunc beata Eulalia habebat patrem . Traducido al castellano: El papa de ésta (se refiere a Mérida) de nombre Liberio a éste la beata Eulalia lo tenía como padre .

La palabra Papa hasta el siglo VI se aplicaba por igual a obispos y al Pontífice Romano; y es a partir del siglo VI cuando se hace exclusiva del segundo. El autor de la redacción final de las actas del martirio encontró posibles, en un texto más breve, el primer inciso de que Papas nomque ipsius erat Liberio , cuya traducción correcta es El papa de ella (de Eulalia), era de nombre Liberio , pero tomando la palabra Papa en sentido de padre, no de obispo, añade el segundo inciso: huns beata Eulalia habebat patrem cuya traducción es la bienvenida Eulalia tenía este padre ; y no faltarían autores que pensaran que Liberio, obispo de Emérita, había sido también el padre de Eulalia. Liberio estuvo hasta el año 314 que le sustituyó Florencio que asiste al Concilio de Sárdica en el año 347, es muy posible que este año, que fue cuando las crónicas lo toman como su primer año como obispo sean años anteriores. Estuvo hasta el 380 que viene Idacio y asiste este año de su toma de posesión al Concilio de Zaragoza, convocado por Prisciliano, obispo de Avila. Este obispo estaba sometido a la jurisdicción del Metropolita Emeritense y tuvo una gran actividad religiosa durante su mandato.

Idacio estuvo hasta el año 400 que viene como obispo Patruino que asiste al primer Concilio de Toledo en el año 400. No se decía en estas actas de este Concilio que Patruino fuera el Metropolita Emeritense; pero en acto del papa Inocencio I dirigida a otro synodo toledano posterior, claramente se decía que Patruino era el Metropolita Emeritense, sucesor de Idacio.

Muchos historiadores, incluido Bernabé Moreno de Vargas, y varios historiadores que se basaron en su historia, ignoraron este nombre en la relación que nos da del Episcopado de la Sede Emeritense por desconocer la carta del Papa Inocencio I.

Mérida, al ser investigada durante siglos, se han ido aclarando muchos conceptos de estos años de la Sede Episcopal Emeritense y en el congreso que se va a celebrar en Mérida del 25 al 27 de noviembre nos desvelarán auténticos descubrimientos de Santa Eulalia que han sido posible gracias a muchos años de investigación, de buscar en archivos y de preocuparse de certificar ciertos conceptos y, probados, que antes nos parecían cierto. Tendremos auténticas primicias que vamos a guardar para entonces ya que como Cronista Oficial de esta ciudad deseamos lo mejor pero tenemos que tener la prudencia de esperar para que los oradores e investigadores tengan su merecido reconocimiento a estos descubrimientos, que dará mucho que hablar y que escribir en lo sucesivo.