Los habitantes de Mérida tenemos la suerte de tener en el hospital de la ciudad grandísimos profesionales, auxiliares, enfermeros, celadores, cocineros- y de los mejores médicos de España. Es cierto, que urgencias debe ser un servicio complicado y que hay hilar muy fino para acertar con el diagnóstico. Pero una vez detectado un problema grave la atención al paciente es inmejorable. Sin duda, hay que evitar que urgencias sea el coladero de aquellos que se hartan de esperar una cita con el especialista. La verdad es que servicios con doctores de primera categoría como ginecología, están atascados, sea por una mala organización o porque quizás el horario de consulta es más corto de lo que debiera. También es cierto, que a veces cuando llega una parturienta en festivo, es muy probable que intenten retrasarle el parto como he vivido en varias ocasiones en la piel de amigas, con las consecuencias que eso conlleva. Me pregunto por qué no se abren expedientes por ciertas conductas. Como anécdota, un familiar próximo fue a urgencias a punto de perder un ojo y el oftalmólogo de guardia no apareció en horas ni en el hospital de Mérida, ni en el Tierra de Barros, aunque estaba avisado, con lo que tuvieron que ir a uno privado. Puede que algunas consultas no se atiendan con la premura adecuada porque los pacientes acuden después a las consultas privadas de estos especialistas. Pero pedir exclusividad a estos médicos podría hacer que nos quedáramos sin ellos y sería peor el remedio que la enfermedad.

Desde hace unos días están aligerando la lista de espera de las consultas diagnósticas por la tarde, yo llevaba esperando más de dos años por una, también el especialista me vio enseguida y me comentó que estaban atendiendo consultas que habían permanecido silentes durante varios años. Puestos a pedir, aunque sé que hay otras prioridades, podrían ampliar el horario de consultas para que no hubiera que ausentarse del trabajo para ir al médico, sobre todo en estos tiempos que corren.