Mérida

La ciudad de Mérida olvidó al Padre Cristóbal de Santa Catalina y nunca, durante siglos, movió desde el consistorio la posibilidad del comienzo de la beatificación. Fue Córdoba y el Cabildo Catedralicio los que pidieron la introducción de la causa de beatificación y canonización, que tramitó el cardenal Salazar, movido por la cantidad de gracias que se atribuían a la intercesión del Padre Cristóbal. Se terminó el proceso informativo y de non cultu , y autorizado el proceso Apostólico. Fue descubierto y reconocido el cadáver. La sagrada Congregación de Ritos aprobó en el año 1770 los procesos que se le habían remitido y declaró la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios, que desde entonces sería el Venerable Padre Cristóbal.

FALTAN DATOS

Más de dos siglos después el proceso se encuentra en idéntica situación. Nadie ha movido nada. Las difíciles circunstancias del siglo XIX no favorecieron su proceso y los pasos dados en pro de su terminación no tuvieron resultados favorables.

En el recuerdo del Padre Cristóbal de Santa Catalina hay un vacío inexplicable. Faltan muchos datos y escritos. Sólo se conservan dos cartas suyas llenas de profunda caridad. Desapareció parte de la obra y de sus fundaciones pero las Hermanas Hospitalarias conservaron el espíritu del Fundador y la Congregación goza de pujante, vida como comenta el Padre Dionisio de Felipe en su libro El Padre Cristóbal, otro gigante. Vida del Venerable Padre Cristóbal de Santa Catalina, fundador de las Hermanas Hospitalarias de Jesús de Nazareno , con prólogo de Obispo de Córdoba.

SU MUERTE

El 24 de julio de 1690 moría en Córdoba, el mismo día que naciera cincuenta y dos años antes. Al año de morir estaba a la venta su primera biografía, su autor fue el beato Padre Francisco de Posada, hijo el ilustre Convento dominiciano de Scala-Coeli y director espiritual del Padre Cristóbal Vida y virtudes del Venerable Siervo de Dios, el Padre Cristóbal de Santa Catalina . Ha alcanzado varias ediciones.

El Padre Cristóbal fue un sacerdote extremeño, nacido en Mérida, que siendo joven se internó en las célebres Ermitas de Córdoba , y fundó una familia religiosa de Hermanos y Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno.

Son muchos los autores que han escrito sobre este emeritense. En el año 1989, faltaba un año, se celebraba el tercer centenario de su muerte. Manuel Nieto Cumplido, vicepostulador, escribió sobre su vida. Tres historiadores emeritenses: Rafael España Fuentes, Senador Fuentes Morcillo y Román Hernández Nieves dedicaron muchas horas de trabajo en el Archivo Histórico de Mérida y consiguieron varios documentos para su biografía. Juan Aranda Doncel, Doctor en Historia dio unas pinceladas sobre la congregación hospitalaria de Jesús Nazareno.

La Hermana Mercedes Arribas Camara, superiora general, escribió un precioso artículo Cristobal, un hombre para los demás ; y en determinadas ocasiones José Alvarez y Sáenz de Buruaga dio en el clavo, no sólo en su vida, sino en indicar la necesidad del pueblo de Mérida para desempolvar su proceso de beatificación y tratar por todos los medios que comience un nuevo expediente donde se pueda conseguir lo que en justicia demandan desde hace siglos muchos seguidores.