El padrón municipal ganó a lo largo del pasado año casi mil habitantes y sitúa a Mérida en la frontera de conseguir los 55.000 habitantes. El fenómeno de la inmigración es un factor a tener en cuenta para valorar para este crecimiento, en el que rumanos y marroquís son los que más aportan, aunque cada vez son más los españoles que residen en la capital extremeña.

Otros aspectos destacados de la diversidad poblacional es que casi la mitad de los residentes no han nacido en la ciudad, y hay que añadir que desde que es capital autonómica (1983) ha ganado más de 10.000 habitantes.