Nerea Muñoz Murillo, la dueña de una galga llamada Mamba, denunció ayer a este diario que su perra falleció el martes tras caer a un pozo de 20 metros de profundidad en un terreno próximo al hotel Las Lomas y que ni los bomberos ni la Policía Nacional la ayudaron a rescatarla.

Sobre las ocho de la tarde, Nerea estaba paseando a Mamba por un camino cuando la perdió de vista y, tras dos horas tratando de localizarla, se percató de que había caído a un pozo. Entonces llamó a Emergencias.

«La policía se presentó enseguida, pero nos dijeron que la situación era complicada y que probablemente no se pudiera hacer nada», relata la dueña, que se queja del comportamiento de los agentes. «Allí estaban seis policías de brazos cruzados, hablando de política y riéndose, y nosotros intentando salvar a la perra con cuerdas y una silla», cuenta. Una hora y media más tarde, Nerea vio cómo desde lejos se acercaban los bomberos, pero no llegaron al lugar porque al parecer recibieron el aviso de un incendio. Asegura que la propia policía fue quien les indicó que no acudieran al rescate de la galga «ni siquiera para intentarlo, porque ya la perrita no hacía ruido ni lloraba».

La propietaria sostiene que el pozo en el que cayó la galga estaba cubierto de pastos y a ras de suelo, por lo que era muy difícil verlo, y advierte de que es una zona muy transitada por ciudadanos con sus mascotas. Respecto a estos hechos, la Delegación del Gobierno niega que los agentes que se personaron en el lugar premanecieran de brazos cruzados y alega que en todo momento se interesaron por lo que estaba pasando. De hecho, se dio traslado a la Policía Local de la peligrosidad del pozo, que ayer ya se valló para evitar nuevos incidentes.