Humillado". Antonio Leo Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos El Prado, miraba ayer atónito el resguardo de la propuesta de sanción tramitada por la Policía Nacional en Mérida, que le ha denunciado por "falta de respeto a la autoridad" después que ayer le dieran el alto cuando portaba una señal de aparcamiento. Leo explica que iba a guardar dicha placa en el local social del barrio por seguridad, a la espera de que pudiera ser recogida por técnicos del ayuntamiento, como otras veces. La policía dice que inició una "acalorada discusión" con los agentes, por lo que estos levantaron "un acta de desobediencia leve" que, de considerarse infracción leve, puede conllevar una multa de hasta 300 euros, prevista en la ley de seguridad ciudadana.

En torno a las 16.30 horas de ayer, Leo se encontró a un vecino que le avisó de que había una señal que llevaba más de un mes en el suelo, pese a que habían avisado al consistorio. "Como alguna otra vez, la cogí para llevarla al local --al lado de la avenida de El Prado-- hasta que vinieran a recogerla". De camino, dos policías nacionales le llamaron la atención desde un coche patrulla. Un comunicado de este cuerpo recoge que "el ciudadano no atendió a la petición de los agentes y comenzó a levantar la voz para llamar la atención de los transeúntes, empezando una acalorada discusión".

Leo asegura que no es cierto, que solo les pidió que se bajaran del coche porque no les escuchaba. Así lo constata también otro vecino, Juan Antonio Pineda, vigilante de seguridad, que presenció por casualidad la escena. "Vi que llamaban la atención a Antonio (Leo) cuando iba con la señal y, cuando este les dijo que se bajaran del coche, aparcaron de forma apresurada y se dirigieron a él un poco alterados", asegura. El comunicado policial, por su parte, afirma que los agentes le solicitaron "amablemente" el motivo por el que transportaba la señal y este no atendió a su requerimiento, negándose a identificarse y "llegando a amenazar a los funcionarios con denunciarlos".

Leo y Pineda, por el contrario, argumentan que el presidente vecinal estuvo calmado en todo momento y, pese a que la situación era tranquila, dos patrullas de cuatro policías más cada una se desplazaron a la zona, en la que se concentraron una decena de agentes, como constató este diario. "Me parece excesiva la actuación", lamenta Pineda, desde la misma postura que otros vecinos le manifestaron al presidente vecinal, mostrándole su apoyo y su disposición a declarar como testigos. Leo va más allá y se manifiesta decepcionado con la policía, que asegura que le hizo sentirse "humillado", y ahora pretende dimitir de la presidencia la asociación vecinal, en la que lleva una década participando. "Ya te sueles buscar problemas por intentar hacer algo bueno por el barrio y encima te pasa algo así cuando menos lo esperas".