El concejal del PP Fernando Molina señaló ayer que la rectificación de la Junta en cuanto a la supresión del IBI sanitario "deja en evidencia la postura ridícula" que ha mantenido al respecto el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, que se mostró partidario de que hospitales y centros de salud dejaran de pagar este impuesto para mejorar la sanidad. De haberse llevado a cabo la propuesta, recordó Molina, las arcas emeritenses habrían dejado de ingresar cerca de 700.000 euros anuales.

Según el edil popular, en los últimos meses Osuna ha ido cambiando de postura en función de las decisiones que ha tomado el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, lo que a su juicio indica que el alcalde "solo sigue a su partido y no se preocupa por defender a la ciudad". Le afea además que pese a la defensa que antes había hecho de la supresión del IBI sanitario, ahora que la medida no se ha incluido en el proyecto de ley de medidas tributarias, mantenga un "clamoroso silencio". "Osuna encabeza el gobierno de las contradicciones" para favorecer a su partido y no a Mérida, insistió Molina.

La supresión del IBI sanitario, que finalmente la Junta ha decidido no poner en marcha, se encontró con la oposición frontal del PP y los alcaldes de las principales ciudades de la región, excepto Osuna, que sí se mostró partidario de la medida porque revertiría en una mejora de la sanidad.