El mal olor que desprende la fábrica de grasas por la quema de despojos supone continuas denuncias ciudadanas en los últimos años. El alcalde de Mérida, Angel Calle, ha amenazado en los últimos meses con cerrarla si no se solucionan los malos olores. La última, la pasada semana dando un mes de plazo para acabar con esta situación y evitar el cierre. Mientras tanto, ya hay un compromiso para alejar la factoría a diez kilómetros de la ciudad, donde se hará un nuevo edificio en los próximos seis meses. Ayuntamiento y empresa esperan sea la solución al problema.