El patrimonio histórico y cultural hace grande a las ciudades. Mérida no es solo un compendio de monumentos romanos de primer orden, sino que en su haber tiene además bienes de gran valor fruto del legado que ha recibido a través de la historia contemporánea. Por ello, la ciudad guarda con mimo cuadros, esculturas y documentos que en su mayoría son exhibidos en las dependencias municipales, mientras que otros siguen guardados a la espera de que algún día encuentren su sitio para que puedan ser contemplados por los emeritenses. Las acciones de conservación de estos bienes son vitales para que la herencia patrimonial pueda perdurar en el tiempo, de ahí que el ayuntamiento haga especial hincapié en estos aspectos.

La obra pictórica más antigua que posee el consistorio es El festín del rey Baltasar, una pieza del pintor Luis de Mendoza, perteneciente al siglo XIX, que recientemente ha regresado a su ubicación en el despacho del alcalde tras ser restaurada por el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Extremadura. El siguiente cuadro que será restaurado es el de mayor valor artístico y se trata del retrato de Fernando VII, de Vicente López, pintor de cámara de este rey y uno de los destacados a nivel nacional en la época neoclásica. El lienzo está expuesto en el salón de plenos municipal.

«El patrimonio de una ciudad es lo más valioso de ella», sostiene el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna. En consecuencia con esta afirmación, el primer edil explica que desde el inicio de la legislatura emitió una orden a los técnicos de la delegación de Cultura y Patrimonio para que estudiaran las medidas necesarias en relación a los bienes que estaban inventariados. La primera medida que se tomó fue devolver al edificio central del ayuntamiento los cuadros que se habían llevado al museo de El Costurero para exponerlos allí, en una sala denominada ‘Mérida’, y que por «las circunstancias que fueran no se colocaron y no estaban en las condiciones más idóneas de conservación y preservación». Por eso, se decidió devolverlos donde siempre estuvieron, en el salón de plenos. Los dos cuadros, el de Alfonso XIII y Fernando VII «sufrieron desperfectos al no estar en las mejores condiciones» en El Costurero, por lo que se hicieron gestiones ante la Dirección General de Patrimonio de la Junta y el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales para una posible restauración.

Prehistoria y geología

Todos los cuadros se han inventariado y el Gobierno local estudia cómo se podría mejorar la exposición al público de las colecciones de prehistoria y de geología. En este sentido, Osuna apunta que una de las opciones sería hacer uso de los fondos europeos DUSI que ha recibido Mérida para «la puesta en valor de esas dos importantes muestras, una municipal y la otra regional».

Aunque el inventario de bienes de la Alcaldía y de las dependencias anexas está actualizado, desde el equipo de gobierno se sigue trabajando en el resto de bienes municipales para ponerlos en valor y preservarlos. «La gente debe saber lo que es propiedad de los emeritenses y en qué condiciones se encuentra. Es obligación de las corporaciones municipales velar y cuidar de ese patrimonio», puntualiza el regidor municipal.

La lista de bienes que se han catalogado e inventariado por parte de la delegación de Cultura y Patrimonio, que suman casi un centenar de objetos y documentos de interés histórico-artístico o cultural, se puede consultar en el portal de transparencia de la página web del ayuntamiento emeritense, en el apartado de patrimonio.

Objetos de interés

Entre los bienes de la lista, en su mayoría cuadros, resalta el retrato de José Ramón Mélida firmado por José Pinazo o el cuadro de Santa Eulalia que preside el pleno municipal, obra del pintor extremeño Eugenio Hermoso. El catálogo también incluye el mítico camión Hispano-Suiza de 1935 u objetos tan curiosos como la gran lámpara de bronce y vidrio que se alza en el salón de plenos.

El pendón que se elaboró en 1905 con motivo de la visita del rey Alfonso XIII a Mérida, expuesto en la antesala del salón de plenos, o el mobiliario del antiguo hospital San Juan de Dios, también forman parte de la lista de bienes. A su vez, destacan esculturas del emeritense Juan de Ávalos y Taborda, muebles, objetos decorativos, el escudo de la ciudad o los documentos de la Unesco que acreditan a Mérida como ciudad patrimonio de la Humanidad. Un legado que es de todos.