El lago de Proserpina necesitaba un puesto de socorro de primeros auxilios con una embarcación zodiac para vigilar los fines de semana en los meses de verano y atender las primeras auxilios.

Los voluntarios de la Cruz Roja, comandada por el médico Isidro Gago, nombraba los servicios. Sin un lugar adecuado se estaba presente. Cuando me nombraron presidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja en Mérida tuve la idea de hacer un puesto digno de primeros auxilios en el lago de Proserpina con la ayuda del concejal Alfonso Durán, la del alcalde Antonio Vélez, que logró subvencionarnos con el cincuenta por ciento, y el otro cincuenta por ciento por la Asamblea Provincia con el apoyo incondicional del presidente regional Juan Manuel Rodríguez Tabares.

No nos cobraron la licencia de obras. No pudo utilizarse porque apareció el problema de la eutrofización del agua del lago y hubo que vaciar el embalse. Da pena ver el puesto de socorro con una ambulancia a su lado como símbolo de desguace. No es justo que un edificio que costó varios millones no se haya estrenado. Si no hay voluntarios. Si no hay intención de aprovecharlo, que se ceda al ayuntamiento para que haga uso de él; estamos seguros que logrará que se pueda aprovechar decentemente, que no se nos caiga a trozos sin estrenarse. No es justo que la apatía, por parte del que sea, no de una solución y en verano cumpla unas necesidades que toda Mérida reclama y que nosotros, haciéndonos eco de su petición, logramos el objetivo de su construcción.