Mérida sigue perdiendo a la hora de analizar lo que nos falta. Se va a crear el Instituto Anatómico Forense en Badajoz y los dos forenses que desarrollan su labor en nuestra ciudad estarán en ese instituto. Ahora tampoco pasan mucho tiempo aquí, sólo el que le marca la ley, porque cumplido el horario se marchan a Cáceres y Badajoz, que es donde viven.

Hasta para morirse en la calle hay que tener horario de oficina, sino, ya se sabe, hay que avisar a la policía, ésta al juzgado y el juzgado a los forenses. Si están en sus respectivas ciudades, entre localizarlos y levantar el cadáver pasan horas.

Y ya me ha pasado con un amigo, que se murió en el acto en plena calle. Estuvo tendido en la calle San Juan de Dios varias horas, hasta que el forense de Badajoz dio la orden de levantar el cadáver. Tuvimos suerte de no esperar su llegada, pero allí, en plena vía pública y con los familiares cerca, era una situación que hay que vivirla. Mejor no vivirla.

Mérida tiene mala suerte. La clínica Clideba se ha quedado al mínimo. Adeslas no ha querido continuar y ya no existe urgencias, ni se atiende a los enfermos los festivos y domingos. Tenemos mala suerte. El Instituto Anatómico Forense a Badajoz y Clideba se apaga poco a poco.

Los funcionarios, que tenían en el centro de la ciudad un lugar donde ir a visitar a su médico cualquier día de la semana, tienen que ir a otras clínicas, que son magníficas, pero nos quedamos sin una, es decir, seguimos perdiendo.

¿Qué otra institución se creará en otro lugar que no sea Mérida, o que industria, comercio o clínica perderemos en el futuro?