La llegada de la familia Valverde a Mérida en 1859 trajo como consecuencia la consolidación de una saga que ha hecho historia en la ciudad. Andrés Valverde Moreno, el primero en llegar, tuvo cuatro hijos nacidos en Alcuéscar: Juan, Andrés, Narcisa y Félix. Los cuatro hermanos terminaron viviendo en Mérida ya que su padre se trasladó como médico a esta ciudad y aquí, desde muy pequeño, asistieron a las escuelas emeritenses y estudiaron sus carreras hasta desarrollar su labor en esta ciudad.

VALVERDE LILLO El cuarto hijo de Andrés Valverde Moreno, Félix, fue el más conocido, querido y popular de todas las clases sociales de Mérida, incluida la clase política. Félix Valverde Lillo nació en 1855. Vivió en la calle Mirabeles, actual Romero Leal. En 1884 se casó en la parroquia de Santa Eulalia con Dolores Grimaldi Toral, que vivía en la calle Berzocana, y contaba con 21 años cuando se casó.

Por su dilatada, honrada y sacrificada dedicación a su profesión de médico cirujano de Mérida, dice de su biografía Vicente Navarro del Castillo, el Consejo General de los Colegios Médicos le concedió la medalla de oro. Moría el 29 de abril de 1935.

Fruto de este matrimonio tuvieron varios hijos: Rosario, Andrés, Antonio, Rafael, Felisa y Félix. Estos hijos de Félix Valverde Lillo ampliaron la saga a otros lugares. Rosario murió en la infancia; Andrés, médico de esta ciudad y que trataremos de él con la ampliación que requiere este personaje.

Antonia se casó con Joaquín Sánchez Pérez Pavón, director del Instituto de San Isidoro de Sevilla, tuvo nueve hijos y el mayor, Joaquín, fue magistrado y presidente de la Audiencia de Badajoz. Se casó con Angela Ugena y de su descendencia hay varios magristrados. Rafael se hizo notario y se casó en Mérida con Fernanda Luengo del Río. Felisa lo hizo con Julio González Ayala y Félix, abogado y poeta, contajo matrimonio con María Pérez López-Tello.

Su muerte fue todo un acontecimiento en la ciudad y el Heraldo Extremeño le dedicó un amplio reportaje comentando su figura y como toda la provincia y el pueblo de Mérida donde todas las clases sociales asistieron al sepelio fue un clamor de dolor hasta el punto de que todos iban con brazalete negro acompañando el cortejo fúnebre. Un entierro presidido por la corporación provincia y municipal.

LA CALLE A Félix Valderde Lillo se le dedicó una de las calle más céntricas de la ciudad, era conocida como Cipriano Piñero pero se le había cambiado el nombre por Manuel Azaña, presidente de la II República. En los archivos no hemos encontrado ningún acuerdo que haga referencia al cambio del nombre de esta calle. Era alcalde Asensio Masegosa (1935) y poner el nombre de un médico, aunque muy conocido, por el nombre de Manuel Azaña, debió ser de forma muy prudente. Cuando llega a la alcaldía el socialista Andrés Nieto Carmona, y conoce al prestigio del doctor Valverde, no quiso cambiarla de nuevo y a la Rambla le puso el nombre de Manuel Azaña. Sí consta en el archivo histórico de la ciudad el pésame de la corporación a la familia por su fallecimiento.