Es difícil encontrar en este mundo tan egoísta a un hombre como Ramón Dopico . Se ha jubilado en el Servicio Extremeño de Salud hace unos meses. Es un hombre que siempre ha estado donde se le ha pedido: en la Cruz Roja, en la Hermandad de Donantes de Sangre... Como jefe de celadores y con un pequeño despecho desde su nauguración como hospital del Insalud. Nos encontramos con una persona que siempre está dispuesta a ayudar a los demás y en momentos difíciles, estar al lado para darte una palabra de consuelo o ayuda.

Dopico conoció en el hospital a un escritor, magnífico poeta y escultor: Luis Alvarez Lencero . Estuvo a su lado durante toda la enfermedad que le llevó a la muerte. Le acompañaba a las consultas y tratamientos, hasta el último suspiro. Su mujer, Paqui, que es un encanto, también estuvo junto a él. Me comentó en una ocasión Lencero: "Fernando, he encontrado a un ángel. No sé qué haría si él a mi lado".

Lo he tenido a junto a mi muchas veces, en buenos y malos momentos, siempre a mi lado y al lado de cientos de personas por las que se preocupó para que todo le fuera más llevadero. Estuve en el homenaje que le hicimos amigos y familia y otro de los compañeros del SES donde no faltaron médicos, ATS, auxiliares, celadores y compañeros.

No escatima esfuerzos en ayudar a todo el que tenga algún problema, sólo con ver a un paciente desorientado o buscando el que el despacho del facultativo, ahí está para llevarlo y estar con él hasta solucionar su indecisión. En los hospitales si encuentra una mano se agradece, y Dopico no sólo te tiende la mano, sino los brazos y el corazón.

Gracias en mi nombre, el de mi familia, el de tantos y tantos amigos que has auxiliado en los momentos que más se necesita. Siempre estuviste ahí. Espero que durante muchos años podamos estar disfrutando de tu amistad. Aprovecha tu jubilación con tu mujer, hijos, nietos y amigos. Y, ahora, una copa de vino tinto. ¡Por tí Ramón Dopico! ¡Por ti amigo! ¡Gracias!