--¿Cómo supo que el consistorio había iniciado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 83 empleados que le afectaba?

--Por la prensa. Antes había rumores, pero no me lo llegaba a creer. En mi caso porque pensaba que mi servicio, el programa para familias desfavorecidas, era tan necesario que no se podía prescindir de él. Me quede muy sorprendida. No sabía ni qué era un ERE...

--¿Cómo vivió la negociación?

--Bastante tranquila. Intenté centrarme en mi trabajo, lo mejor que podía, y por la noche escribir.

--Para eso creó su propia web.

--Sí, para informar y como desahogo. Era una manera de descargar la tensión del ERE. Ya estoy acostumbrada a despejarme de mi trabajo, que no siempre es fácil, pero esto era una situación nueva: verme afectada por el ERE con otros compañeros y por una situación política rocambolesca.

--Le habrán dicho que era valiente publicar una web de este tema.

--Mi madre siempre me ha dicho, escribe lo que quieras, pero con respeto. Y eso he hecho. Yo estoy defendiendo un servicio público, una calidad y un trabajo que yo he realizado. Lo demás no me importa.

--¿Está satisfecha por la defensa de los sindicatos?

--Creo que el que más nos ha apoyado ha sido CCOO, pero yo no soy de derechas, ni de izquierdas, ni nunca he tratado con sindicatos. Con el que más me ha acompañado, he ido.

--¿Qué opina de la versión del ayuntamiento de que no buscaban lo mejor para los trabajadores?

--No hacía caso. Me reuní con el alcalde, con Juan Bravo (director general de Política Social y Familia de la Junta), en defensa del programa en el que yo participaba, para defender un servicio para familias y menores vulnerables. Y este es el que yo conozco, pero otras áreas también se han visto perjudicadas.

--El ayuntamiento argumenta que no puede pagar las nóminas.

--Entiendo que no puede gastar más de lo que gana, como cualquier familia, pero los sindicatos han dado otras opciones: puestos de libres designación, sueldos de concejales... Hay que mirar lo básico, y creo que los servicios sociales son imprescindibles, como bien para la sociedad.

--¿La retirada del ERE fue un alivio?

--La gente estaba contenta, pero yo sospechaba que era una batalla ganada, no la guerra. No confiaba en esa retirada repentina, pero decidí tomar las cosas como vinieran.

--Y vino el despido.

--Pues sí, yo estaba trabajando y me avisó un compañero de que estaban bloqueando nuestros ordenadores. Fue lo peor de este proceso. Ni siquiera nos avisaron.

--¿Va a recurrir?

--Por supuesto. No creo que hayan actuado correctamente.

--¿Cuál es la situación de otros compañeros despedidos?

--Creo que la mayoría van a ir a defenderse a los tribunales, y que el juez decida lo que estime.

--¿Están muy preocupados?

--Sí, hay gente con mucha necesidad. Con familiares a su cargo con problemas de salud, con discapacidad... En mi caso, no tengo preocupación por encontrar trabajo, pero hay situaciones de compañeros más mayores muy delicadas.

--¿Los afectados han estado unidos en este proceso?

--Algunos sí. Durante el ERE, a las reuniones con los sindicatos íbamos la mitad, unos 40. Ahora los despedidos sí estamos unidos.

--Ha habido acusaciones de partidismo en las contrataciones y el ERE, miedo a quedar señalados...

--Yo era personal laboral del ayuntamiento y entré tras un proceso de selección. Es verdad que al principio era temporal, pero luego se fue prorrogando siempre de forma anual y no esperaba que desmantelaran el programa a la mitad. Siempre hay rumores, sospechas, dudas, pero he intentado mantenerme al margen.