Mi admiración por mi compañero redactor de Televisión Española en su Centro Regional de Extremadura en Mérida Fernando Hernández y su mujer Maribel Sánchez, que ya tienen dos hijos biológicos y, después de ver un programa del tratamiento de la mujer en China, acordaron adoptar una niña.

Los trámites, no tenían experiencia, eran los primeros, fueron arduos, duros pero al final compensó. Tienen en casa a una hijita que adoran, la quieren tanto que no dudaron en ir a por otra.

Fernando me cuenta que ya hay parejas que van a por la tercera. Muy cerca de trescientas chinitas están ya en Extremadura y cada año aumenta el número de peticiones. Fernando es le presidente y aconseja. Ayuda y facilita en todo lo que puede a los que solicitan una adopción. La experiencia es tan hermosa que otros compañeros periodistas como Antonio y Engracia, ambos también en televisión, y con hijos biológicos o Juan Carlos Acosta periodista de la SER y su mujer María del Carmen, que también tiene un hijo, tienen una chinita; otra compañera Laura Cruz y su marido Jesús han vuelto hace unos días de Rusia con un pequeño.

Las chinitas y sus padres se reúnen una vez al mes en el hotel Las Lomas para tener una convivencia. Es un ejemplo. Es toda una lección y cuentan que no hay la más mínima distinción entre unos hijos y otros, los quieren igual y el parto es más largo por los trámites burocráticos que los nueve meses de gestación de un niño.

Es digno de ver, porque me coge mayor si no en casa tendría a una chinita. En Mérida ya hay más de cuarenta.