Las obras de restauración en las gradas del Teatro Romano de Mérida, que comenzaron a mediados de abril, no estarán terminadas para la próxima edición del Festival Internacional de Teatro Clásico, que comenzará el 27 de junio.

Así lo ha anunciado este viernes la consejera de Cultura e Igualdad, Leire Iglesias, que ha visitado el monumento acompañada del administrador de Resgal -empresa encargada de la intervención-, Antonio García Álvarez, para conocer el estado de las obras.

"Parece que todo va bien, pero a un ritmo más lento de lo que nos gustaría, ya que se han ido haciendo modificaciones sobre la previsión inicial de la estructura", ha explicado Iglesias a los periodistas.

Por ello, las obras se paralizarán durante el verano y se reanudarán cuando finalice el Stone and Music Festival.

Iglesias ha señalado que se trata de una actuación imprescindible para seguir disfrutando del teatro, al mismo tiempo que se conserva el patrimonio, ya que el sistema de gradas actual fue instalado hace más de 30 años.

La nueva instalación consiste en la renovación de casi todo el graderío, excepto la fase cuatro que es más reciente, con una estructura permanente que daña lo menos posible los elementos originales, y lo hace compatible con el uso y disfrute del recinto, según Iglesias.

Asimismo, Iglesias ha destacado que aún no se conoce el impacto visual de la nueva grada porque todavía no se ha decidido cómo será el recubrimiento de poliéster.

No obstante, ha advertido de que la imagen que se vea originalmente "no será la que quede, porque pasados unos años el uso y el desgaste hace que cambien los colores".

Por su parte, García ha explicado que lo más urgente de la intervención es la estructura del graderío, que está "muy deteriorada y totalmente oxidada".

Además, a diferencia de la estructura actual, la nueva es "mucho más fuerte y sólida", con mejoras como la recubrición de poliéster más gruesa, que cuenta con una lámina para amortiguar el sonido, ha precisado.