Flores, bailes, música, fe y tradición. Como cada 10 de diciembre, miles de emeritenses salieron ayer a la calle para acompañar a la Mártir santa Eulalia en el camino de vuelta a su basílica. En torno a las once y media de la mañana, el paso de la patrona cruzaba el dintel de la concatedral de Santa María mientras recibía en su rostro los primeros rayos del sol y el calor de sus devotos entre vítores, vivas y aplausos. A las puertas del templo aguardaba para cantarle un grupo de los coros y danzas de la Antigua.

En esta ocasión, la comitiva se organizó en el interior de la concatedral y no fuera como se venía realizando con anterioridad. Cuatro bandas de música participaron en el desfile procesional de la santa emeritense, que durante todo el recorrido estuvo arropada por sus fieles. Uno de los momentos más emotivos de la procesión volvió a repetirse en la puerta de la Villa con una petalada sobre el paso de la patrona, que ataviada con un manto blanco volvió a brillar en el día grande de la ciudad.

A su llegada al hornito, componentes de los coros y danzas de la Antigua bailaron ante la Mártir tras haber depositado en el templete las flores que habían portado durante todo el trayecto. Sobre la una y veinte del mediodía, una suelta de palomas blancas anunció la entrada de la patrona en su basílica, que ya inicia la cuenta atrás para reencontrarse de nuevo con su pueblo.