El día de la patrona era algo más que un festivo. Mérida cambiaba su fisonomía, los ciudadanos estrenaban trajes y salían a la calle con un espíritu nuevo. Había un mercado cerca de la ermita de San Lázaro donde los ganaderos vendían sus productos, incluso se premiaban los ejemplares más vistosos: una jaca, de Fernando Pacheco; una yunta de mulas, de Miguel Nogales; una piara de cerdos (con perdón, de Vicente Zambrano, y un borrico de Primitivo Aguierra.

El paseo por el Arrabal y próximo a la columna de Santa Eulalia estaba Mr. Malleu con su colección de fieras. Tenía hasta leones. La joven Barmusell se encerraba en la jaula con ellos, y una pantera y un leopardo, a los que trataba como si fueran misinos . Mr. Mallaeu vendió dos monos a un emeritense amigo de Luis Romero de Tejada. La asistencia de público fue muy numerosa.

Otro lugar de encuentro era la plaza de Santa Clara y en la casa contigua al teatro Ponce de León, propiedad de Antonio Pacheco, se instaló un ciclorama. Se vio la guerra de Melilla y la de Mindanao, como si hubiésemos sido testigos presenciales . Sirvió de entremés a los demás.

CASINO DE ARTESANOS Este casino, empezó a repartir cien bonos valederos cada uno para un pan y dos reales, con destino a los pobres. El reparto se hizo en la mañana del día 10 y muchas familias evitaron pasar hambre este día tan señalado.

Se dieron bailes en la noche del día 8 y la del 10. Era tan numerosos los socios que estos bailes eran todo un espectáculo, no se cabía a pesar de la extensión de su salón. El periódico El Montero Extremeño lo destacaba de forma muy expresiva: "La belleza y elegancia de nuestras artesanas son proverbiales; así es que quien penetraba en aquel salón costábale trabajo abandonarlo, pensando con fundamento que le sería difícil fuera de allí presenciar un cuadro tan hermoso y tan animado".

Hubo una función que presentaron los artistas de la compañía lírico-dramática de Olivenza, que fueron muy obsequiados, correspondiéndole a lo que se merecían, y a la galantería de los socios en general y de la junta directiva en particular. La orquesta fue dirigida por el profesor Espadiña, ejecutando las dos noches de baile piezas del repertorio apropiadas al acto.

ACTOS RELIGIOSOS El traslado de la imagen de santa Olalla desde la iglesia de su nombre a la de Santa María, verificada con la pompa y solemnidad de costumbre, y acompañamiento del excelentísimo ayuntamiento y todas las autoridades, se unió a la novena que las Hijas de María celebraban en homenaje a su Santísima Madre. Todos estos actos que venimos relatando se producían en 1894 y con un extenso extraordinario que se hizo con motivo de la festividad de la patrona santa Eulalia en el periódico El Montero Extremeño .

La novena la amenizó el padre del profesor Espadiña, notable músico. Se encontraba en Mérida Federico Rodríguez Pérez, canónigo de Plasencia que el día de la patrona predicaría en la misa solemne, fue invitado por la Asociación de Hijas de María para que predicase en esta iglesia "y el Sr. Pérez no pudo negar lo que le pedían, aunque para ello tuvo que sacrificar el necesario reposo".

El día 8 se celebró una gran función en el convento de la Concepción con asistencia del Excelentísimo Ayuntamiento y numeroso y distinguido público.

SANTA EULALIA Con extraordinario interés se esperaba la solemne función dedicada a la patrona santa Eulalia, "para darla una prueba palpable del acendrado amor y singular efecto que tenemos a tan bendita santa los hijos de esta ciudad. Acudían con citado objeto todas las autoridades y personas importantes y de todas las clases sociales de esta población, notándose también muchos forasteros, admiradores de la mártir, que llenaron las amplias naves de su histórico templo. Millares de luces colocadas con simétrico y esmerado gusto, hacían parecer el altar principal, y el en que la mártir se encontraba, un ascua de oro, por los brillantes reflejos que en forma de iris irradiaba el hermoso rostro de tan preciosa imagen", según el Montero .

Y como era habitual se celebró la procesión desde Santa María a Santa Eulalia. La música fue de J. Cosme de Benito. El panegírico en la solemne misa estuvo a cargo de Federico Rodríguez Pérez y quien más contribuyó a este acto fue el párroco de Santa Eulalia, Andrés Villarroya.