17 siglos de historia en sus cimientos. Devoción inconmensurable. Importante centro de peregrinación. Punto de atracción para fieles y turistas. La Basílica de Santa Eulalia abre la serie de EL PERIODICO EXTREMADURA sobre los principales monumentos de Mérida, coincidiendo con el 20 aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Justo esta semana se ha analizado su importancia en el II Congreso del Camino Mozárabe de Santiago, en el que constituye una parada imprescindible, según Miguel Alba, director del Consorcio de Mérida: "Fue el lugar de peregrinación más importante de la Península". El edificio, hoy en el centro de la ciudad pero en sus inicios una casa romana construida a las afueras de la colonia, es un gran ejemplo de las fases de la historia de la ciudad.

"Todas representadas a la misma altura, todo un reto para los arqueólogos", explica Santiago Feijoo, uno de los que participó en las excavaciones que comenzaron a finales de la década de 1980. Una reforma en el edificio descubrió la riqueza de una cripta localizada en el subsuelo. "No es como en otros sitios donde hay distintas alturas en las que se van localizando los restos, aquí está todo al mismo nivel, porque su uso fue cambiando en el tiempo".

En un resumen básico, los restos de la casa romana abandonada se aprovecharon para enterramientos funerarios. Entre ellos, el del mausoleo de la Mártir Santa Eulalia, ejecutada en el 304 y hoy patrona de la ciudad. En torno a su tumba se edificó un primer templo que fue sustituido en el siglo V por una basílica más amplia para acoger un importante centro de peregrinación.

EVOLUCION Después, con la llegada de los árabes, las reliquias se trasladan a Oviedo y el edificio se abandona. Hasta que los cristianos, en el siglo XIII, la restauran y agrandan con un aspecto similar al actual. "Conviven muchas cuestiones interesantes y diversas, del hormigón del peristilo romano, a los muros de la basílica visigoda o las tumbas del siglo XVIII", comenta el arqueólogo.

En la actualidad, la visita a la cripta y su centro de interpretación, gestionados por el Consorcio, convive con la actividad religiosa en la planta superior. "Llevamos mucho tiempo de coexistencia y no hay ningún problema", explica Antonio Bellido, párroco de Santa Eulalia desde hace 26 años, que destaca la devoción que despierta el templo. "Siguen viniendo peregrinos, sobre todo de España y Portugal, aunque también de otros países".

También muchos emeritenses profesan con fervor el culto a Santa Eulalia, como demuestra su constante presencia en la basílica y, especialmente, el Hornito, el pequeño templo construido con restos de un templo romano hace 400 años y que acaba de ser restaurado. Lo confirma, por ejemplo, la propietaria de la floristería de enfrente, Juani Lavado, que recientemente ha sumado a su oferta una colección de recuerdos de la Mártir, en colaboración la asociación que rinde culto a la santa. "Durante el trecenario, que finalizó la semana pasada, han sido cuatro veces al día las que se han congregado fieles llenando la basílica, que alberga unas 400 plazas", indica Bellido. Todo un ejemplo de convivencia de devoción e historia.