Cuatro entidades bancarias, el Organismo Autónomo de Recaudación (OAR) de la Diputación Provincial de Badajoz, la aseguradora Mapfre, la empresa de trabajo temporal Manpower y los juzgados de la Rambla retrasaron ayer su apertura al público al encontrarse las puertas selladas con pegamento, aunque en algunas también introdujeron palillos y metales.

Los primeros que dieron la voz de alarma fueron los bancos cuando se disponían a abrir a las ocho de la mañana. Los responsables de las sucursales del Banco Santander, Banesto, Caja Sur y Caja de Extremadura, todas en la calle Santa Eulalia, se encontraron con que no podía meter las llaves en la cerradura por estar bloqueadas. Tuvieron que llamar a cerrajeros o a los responsables de mantenimiento para que las cambiaran. Esto retrasó al menos una hora el inicio de la jornada laboral. La normalidad volvió a las diez de la mañana.

Así, los empleados pasaron el tiempo tomando café o esperando en la puerta, al igual que hicieron los primeros clientes.

EN EL JUZGADO, MAS FACIL La misma situación se daba a la misma hora en el Juzgado de Instrucción número 3, ubicado en la Rambla. En este caso no debieron echar mucho pegamento, ya que un guarda de seguridad, raspando y con un martillo, logró introducir la llave y abrir, aunque tardó 45 minutos.

Además, a las 9.40 de la mañana entraron a trabajar los empleados del OAR, situado en la avenida de Extremadura, cuyas puertas también fueron selladas con pegamento. Peor suerte corrió la empresa de trabajo temporal Manpower, situada a escasos metros, ya que lacraron dos cerraduras, la de la puerta y la de la persiana metálica. Para liberar esta última, el cerrajero tuvo que emplear una radial. No pudo abrir al público hasta pasadas las 10.30 de la mañana.

Unos metros más arriba, en la calle Camilo José Cela, la aseguradora Mapfre, tampoco pudo abrir sus puertas al público a las nueve al encontrarse la cerradura precintada también con pegamento. No recuperó la normalidad hasta pasadas las 10.30.

VANDALISMO O CRISIS Nada más conocerse estos hechos, desde la Comisaría de la Policía Nacional se puso en marcha una investigación en dos direcciones. Una, que se tratase de un acto vandálico, del tipo del ocurrido hace un año cuando se vertió ácido en escaparates y se realizaron numerosas pintadas en la calle Santa Eulalia; y la otra que el motivo fuera un acto organizado como venganza por la crisis económica y financiera que azota al mundo y que hace tambalear a bancos y aseguradoras.

Pero, de momento, no hay nada concluyente. Algunos de los afectados cuentan que hay un testigo que vio de madrugada a un grupo formado por cinco personas en actitud sospechosa por la calle Santa Eulalia, y que no eran nada jóvenes. Sin embargo, otros relatan que los autores eran jóvenes y que incluso se hicieron fotografías con los móviles mientras sellaban las cerraduras. La policía ni descarta ni desmiente, aunque sí cree que es obra de más de una persona.