Abandonado". No es difícil escuchar esa expresión entre los vecinos del barrio de Santa Eulalia, situado al norte de Mérida. Echan sobre todo en falta una zona deportiva para los niños (que ahora suelen jugar junto a una marquesina de autobús, con el riesgo que eso implica) y que se mejore el actual parque infantil. Además, hay arreglos pendientes, como las plaquetas levantadas de las aceras o los agujeros en algunas placas de electricidad. El centro social, que se cerró en septiembre por una gran grieta, ha tardado tres meses y medio en repararse y los pintores del consistorio aún ultimaban esta semana sus tareas.

"Una de nuestras mayores preocupaciones es el parque, que está mal acondicionado y suele acumular los mayores problemas de limpieza, explica Carmen Jiménez, presidenta de la asociación de vecinos. Así lo confirman vecinas como Valentina Dorado, de 70 años, que se queja de que la falta de pistas deportivas deja a los niños, entre ellos sus dos nietos, sin sitio para jugar. "Hay espacio para hacerlo, somos el único barrio sin esa instalación". En cuanto a la seguridad, los vecinos aseguran que es una zona tranquila, tradicional y en la que no se registran problemas, más allá de que alguna vez se llame a los policías municipales por la presencia de jóvenes reunidos haciendo ruido, por ejemplo.