Aún no se ha producido la venta del edificio del Liceo de Mérida, pero es una realidad a falta únicamente de la firma de las escrituras. De hecho, los socios de la entidad ya han abandonado las instalaciones que han venido ocupando desde hace más de 110 años y se han acomodado en las dependencias habilitadas en las oficinas anexas de la calle Moreno de Vargas, donde permanecerán hasta la desaparición de la sociedad, o hasta dentro de 25 años, que es el plazo máximo que les ha dado el comprador, el oftalmólogo José Antonio Lillo, como parte del acuerdo de venta suscrito entre las partes el pasado mes de marzo.

La entidad FundArte Ocular, propiedad del oftalmólogo, logró a principios de mes la retirada del último de los embargos que pesaban sobre la entidad. El pasado viernes los socios del Liceo y el nuevo propietario de este emblemático espacio, en el que se ubicará la importante colección de obras de artistas extremeños que posee la fundación, para cerrar los últimos flecos de la operación. Uno de estos puntos es la fecha y el lugar en el que se llevará a cabo la firma de las escrituras de este espacio de más de 3.000 metros cuadrados en plena calle Santa Eulalia de Mérida, la más comercial de la ciudad.

El acuerdo se cerró en 1.225.000 euros, una cantidad muy por debajo de su valor de mercado. Sin embargo, suficiente para afrontar la deuda de 850.000 euros que arrastraba la institución, evitando así su desaparición al librarse del inminente embargo de sus bienes y su posterior subasta pública.

Esa cantidad se ha destinado a pagar deudas para levantar las órdenes de embargo que pesaban sobre la sociedad, que acudió a la ley concursal para ganar tiempo, un proceso desarrollado por el Juzgado de lo Mercantil de Badajoz.

A partir de de ahora los socios, unos 200 en la actualidad (llegó a superar los 3.000), se reunirán en las dependencias acondicionadas en el edificio anexo, de unos 350 metros cuadrados. Este espacio es suficiente para que los socios puedan continuar con su actividad hasta la desaparición del Liceo, y es que el más joven supera los 60 años.

Otro de los aspectos por cerrar es el arreglo del balcón de la calle Santa Eulalia, del cual se han desprendidos algunos trozos de la pared, sin causar heridos, lo que ha motivado que se hayan colocado, por orden del ayuntamiento, unas vallas de protección a la espera de ser reparado.