Los insultos, agresiones y malas formas nunca son justificables. Los ataques generan ataques. Lo hermoso de una democracia es que se puede opinar de diferente forma pero convivir sin necesidad de llegar a extremos de crispación colectiva.

La soberbia siempre está al lado de los poderosos y cuando están en lo más alto se olvidan quien los puso en le pedestal y suelen derrumbarse de forma estrepitosa cuando se les invita a bajar.

Se hacen dioses en su propio interior y se encuentran tan lejos de su entorno que pisan en nubes y viajan en estrellas a tal distancia y velocidad que no se enteran de la realidad.

Llegan las elecciones, es el momento de demostrar cada uno lo que el pueblo le quiere. Y el pueblo nunca se equivoca. Es lo hermoso de la democracia. Y si se equivoca tiene cuatro años para rectificar. Ya lo ha hecho. No es tonto. Sabe lo que tiene que votar. También lo hay, de todos lo partidos, que son incondicionales de sus siglas y esté en cabeza quien esté, siempre votará su ideas políticas.

En Mérida se presentan seis candidatos: por el PP Pedro Acedo, Angel Calle encabeza la lista del PSOE, Vicente Ramírez por IU, Ricardo Ordóñez por EU, María Jesús Checa el número uno por el SIEX y Juan Manuel Romera por el PIMC.

Si tomamos la prensa de hace diez años nos parecería imposible algunos nombres en algunas siglas. Ya se sabe que en política se hace extraños amigos de cama. Y la cama tiene sábanas para cubrir, mantas para arropar y un pequeño orinal, o escupidera, para que la meada no empape el colchón y quede un hedor durante un tiempo, que huele a electoralismo, después todo se limpia, se recoge y como si no hubiera pasado nada.

Hay nervios. Se juegan mucho, algunos han hecho de la política un empleo y esto había que desecharlo. El arte de la política es más de vocación que de sueldos desorbitados en lo que muchos es lo primero que piensan, tanto concejales como diputados.