Más de 2.000 años de historia han presenciado las piedras del Teatro Romano de Mérida, monumento emblema de la ciudad y una joya de la aquitectura que se configura como arquetipo de cómo eran los edificios teatrales en la época romana. Conocer los secretos arquitéctonicos de este majestuoso teatro emeritense ya es una posibilidad gracias a ‘Mérida. Theatrum Mundi’, una exposición que recopila imágenes inéditas, planos históricos y los proyectos de restauración que ha sufrido con el devenir del tiempo. Esta muestra, que podrá visitarse hasta finales de agosto en la sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, es fruto del trabajo realizado durante siete años por un equipo de personas dirigido por los arquitectos Jesús Martínez Vergel y Rafael Mesa Hurtado.

Tomando como base el estado actual del monumento y sus restauraciones, el equipo de trabajo ha hecho un análisis crítico para saber cómo era en la época romana cuando aún lucía todos sus revestimientos de estuco rojo, sus telas en toldos, los telones y las maderas de la escena. Según se recoge en los paneles explicativos de la muestra, Vitrivius, en sus ‘Diez libros de arquitectura’, da recomendaciones para el trazado de los teatros con normas geométricas. El arquitecto Antonio Gómez realizó el proyecto de reconstitución del teatro, mientras José Ramón Mélida le indicó qué debía hacer. Mélida sabía que se debían poner en pie las columnas para poner en valor el teatro, pero delegó las tareas en Maximiliano Macías, quien había dirigido las excavaciones y conocía las piezas. Este proyecto se erigió como el verdadero recuperador de la forma esencial del teatro.

Otra de las restauraciones fue la del frente escénico por el arquitecto Félix Hernández. Sin embargo, José Menéndez-Pidal es considerado el auténtico restaurador del teatro romano por reconstruir el segundo orden del ateo. Posteriormente, se restauraron los vomitarios por Mesa y Martínez.