El Templo de Diana fue el centro urbanístico y el principal lugar de encuentro de los ciudadanos de Augusta Emerita. Rodeado de importantes edificios e integrado en una gran plaza conocida como Foro de la Colonia, a su alrededor transcurría la vida política romana, se administraba justicia, se hacían transacciones financieras y comerciales y se ofrecían sacrificios en honor de los dioses. Hoy, 2.000 años después y tras una polémica remodelación para su recuperación y puesta en valor como espacio público, el conjunto monumental sigue en standby pese a ser una de los entornos preferidos por visitantes y vecinos. Es cierto que el Templo de Diana concentra gran parte de las actividades de Emerita Lvdica --las visitas guiadas al interior del templo, en el que en el siglo XV se levantó un palacio renacentista, son un éxito-- y la programación alternativa del Festival de Teatro, pero no termina de cobrar vida al permanecer vacíos, dos años después, los cinco locales comerciales que el Consorcio construyó a su alrededor.

Los cinco espacios disponibles no pudieron adjudicarse al terminar la reforma en marzo del año 2011 porque presentaban un problema urbanístico: la altura de los sótanos de los locales es de dos metros y medio y según el Plan General de Ordenación Urbana tendrían que ser al menos de tres. Para poder autorizar la explotación de los mismos, el ayuntamiento tuvo que modificar la normativa, trámite que se demoró varios meses y que finalmente, en el pleno, recibió el voto en contra de IU y Siex. El Consorcio elaboró el pasado abril un nuevo pliego de condiciones para adjudicar los locales disponibles, pero no se publicará hasta que el Festival de Teatro, propietario de dos de los espacios, resuelva un pleito judicial que mantiene con una constructora que llevó a cabo una reforma en estos espacios. "No sabemos cuánto se demorará, pero esperamos que se resuelva pronto porque va por la vía civil", ha explicado el gerente del Consorcio, Alvaro Muñoz. La idea es que todos los locales se ocupen a la vez.

REFORMA POLEMICA La reforma del Templo de Diana, que entre otras actuaciones incluyó la construcción de los locales pendientes de adjudicación, se planteó como una alternativa para revitalizar el entorno de este conjunto monumental ubicado en pleno corazón de Mérida. La inversión para recuperar el monumento y devolverle su función original de plaza pública superó los tres millones de euros. La obra empezó en octubre de 2008 y se inauguró en marzo de 2011 no exenta de polémica ya que incluso se constituyeron dos plataformas ciudadanas contrarias al planteamiento de la remodelación, que consideraban no acorde con la arquitectura original del entorno.

Hoy, la zona del Templo de Diana es uno de los espacios monumentales favoritos de emeritenses y visitantes y aunque las actuaciones llevadas a cabo aún no hayan dado todos los frutos esperados, sí han contribuido a acercar el monumento a los ciudadanos.