Las tertulias literarias de la posguerra dieron vida cultural a la ciudad. En ellas se encontraba como principal artífice Félix Valverde Grimaldi y con él Santos Díaz Santillana, Alberto del Valle, Joaquín Galván, Juanito Rivera, Arsenio Ramos, Antonio López Martínez, Demetrio Barrero, Luis García de la Puente, Luis Matute y otros que no han salido en estos reportajes por falta de espacio, de ahí los capítulos que tenemos que hacer en determinados temas.

OTROS CONTERTULIOS Eran numerosos los contertulios que se citaban en el Bodegón de la Victoria de Miguel Seller Mimi , en la travesía de San Salvador, como Pedro María Moreno, al que llamaban Padre Mollete por ser el sucesor del auténtico Padre Mollete que era Vicente Galán, que tenía su tienda de comestibles, bar y restaurante en la esquina de la calle Castelar con la calle El Puente. Todavía quedan ciertos resquicios de la época. En la actualidad, en el solar se van a construir viviendas, pero en la misma calle El Puente, en la primera puerta después de este solar, hay una puerta de madera que lleva dos iniciales entrelazadas VG y PM (Vicente Galán y Pedro Moreno) que también era lugar de tertulias.

SAGA SAUSSOL Carlos Saussol, hijo de Juan Saussol, que fue en a finales del siglos XIX y principios del XX artífice de varios acontecimientos culturales. Carlos Sausol tiene raíces de muchos años y un hijo, José María Saussol, formó parte de otras tertulias, más tardes, que ya comentaremos y que dio a la cultura emeritense mucho de su saber teatral. O su sobrino Alberto Oliart Saussol, que escribió poemas muy leídos y apreciado por todos. Terminó el poeta en la política y fue ministro de tres carteras: Industria, Sanidad y Defensa.

Iba, no de forma habitual, el farmacéutico Ramón Hortal y Alfonso Novillo. Baldomero Díaz de Entresoto ofrecía siempre alguna novedad como los Versos de ayer y de hoy , sus panaceas , su prosa muy cuidada y se leyeron algunas de sus novelas. De fuera se presentaban Jesús Delgado Valhondo, maestro en La Zarza, aunque el poeta era emeritense, después vivió en ella y aquí reposan sus restos como los de su mujer María Rodríguez y su padre José María Delgado, notario de la ciudad de Mérida. Mis padres y mi abuelo. Este cronista se siente orgulloso de estas raíces literarias. De Cáceres, y por la amistad con Delgado Valhondo, venían Valeriano Gutiérrez Macías, que ha muerto hace poco y debe tener un archivo extraordinario en su biblioteca y también los poetas Fernando Bravo y José Canal.

Al final de esta tertulia no faltaron los versos y la presencia del sacerdote Juan María Robles, Carlos Fernández Ruano, el juez emeritense Alberto Sánchez, que hacía unos ripios que eran una delicia. Me dedicó uno de ellos, que guardo con sumo placer por un accidente que tuvimos en la calle Calvario con un Seiscientos y que no nos matamos de milagro. El fue el juez.

Ya se incorporó como un joven poeta que después ha demostrado ser en la actualidad. De todos los poetas que viven, el mejor de esta región, Rafael Rufino Félix.

En estos años, con estos poetas, se creó la revista Olalla , que duró escasos meses por la falta de liquidez. Normal, en aquella época los poetas tenían para escribir, no para editar.