Tomar una buena tostada por la mañana es algo habitual entre los miles de funcionarios que se encuentran en nuestra ciudad. Ofrecen decenas de tostadas en los desayunos con tomate y aceite; tomate y jamón; jamón y queso; cachuela o paté; mantequilla con mermelada; sola con aceite. Ponen nombres como catalana, parisina, española, castellana. A la tostada le acompaña café solo o con leche, algunos toman té o chocolate. El pan antes era de tahona, al horno y hecho con leña de jara, era otra cosa, ahora el trigo lo sustituyen por pan de centeno, avena, pan integral (harina no refinada, sal, agua y levadura activa).

Los bares esperan con angustia la hora del desayuno en nuestra ciudad. El 90% y, me quedo corto, viven de los desayunos. Se ha notado en el centro la falta de los funcionarios de las distintas dependencias de la consejería de Educación y Cultura que se han ido al Tercer Milenio. Allí los bares deben vender desayunos por miles y al término de la jornada laboral, algunos cierran hasta el día siguiente. Jornada de lunes a viernes.

En ninguno ofrecen la auténtica tostada extremeña, nuestra tostá de las siete virtudes: se tuesta pan, mejor en la lumbre que en el tostador, se refriega bien refregao un ajo, después te limpias los dientes, sal, pimentón colorado, si es de la Vera mejor, sal, se rocía la tostá con aceite caliente. Esta es la de las siete virtudes:

Son buenas para comer./

Mejor para beber./

Buena para dormir./

Mejor para digerir./

Aguza el diente./

Mueve le vientre./

Y ponen las mejillas colorás.

Mérida, especialistas en tostadas para los desayunos, no la ponen, o te ofrecen el aceite con ajos dentro, no es lo mismo. Hay que refregar el ajo a conciencia. Si te la tomas como es debido, ya no te hace falta otra cosa más hasta la hora de comer.

Es una lástima, se pierden las costumbres mejores y en los platos típicos extremeños estamos introduciendo extranjerismos que no nos benefician nada. Conoceremos sus nombres otro día.