La feria llega a su último día renqueante y con nuevas bajas. A pesar de que aún quedan muchas atracciones, ayer se marcharon algunos feriantes y otros se lo estaban pensando ante el escaso negocio que están haciendo.

Lo mismo pasa con las casetas. La del vino, en frente de las pulperías, desapareció. Los dueños decidieron cerrar y desmontaron de madrugada. En su lugar solo había coches aparcados.

Y otros no se han ido por no quedar mal, porque nadie está contento. "Un desastre total. Se han cargado la feria", manifiesta el gerente de la caseta de Los Jamones, quien añadió: "Si sacamos para pagar a los empleados, nos damos por satisfechos". El responsable de una pulpería cuenta que contrataron a 13 camareros y que ya solo tienen dos y que han desmontado parte de la caseta para irse a otra feria.

OPINION UNANIME Todos los feriantes consultados coinciden en estos mismos términos. Las causan las achacan a la excesiva duración de la feria, a la eliminación del día de fiesta local y la falta de actividades.

A excepción del fin de semana pasado, consideran que no ha habido ni un día bueno. Por eso esperan que hoy viernes, con los fuegos artificiales, el ambiente suba y puedan recuperar algo de las pérdidas que anuncian.

De esta situación hay que apartar a la Caseta Municipal y El Cortijo Extremeño, dos mundos apartes, sobre todo esta última caseta, que, con su programación, por sí sola es media feria y que si desapareciera convertiría el recinto en un páramo.