Los vecinos han presentado algunas quejas al ayuntamiento denunciando el mal olor que hay en la ciudad, sobre todo con la llegada del verano. El consistorio asegura que está investigando su posible procedencia y algunos técnicos han señalado a la depuradora de aguas residuales y a la fábrica de reciclaje de aceites como las causas más probables de la situación que dura ya varios meses.

En este sentido el concejal de Sanidad, Alfredo de la Rubia, manifestó ayer a EL PERIODICO EXTREMADURA que se está procediendo a las investigaciones oportunas para intentar resolver el problema. Alega que se tienen algunas opciones, acerca de dónde pueden provenir los olores, que coinciden con el resto de fuentes consultadas, pero añade que también pueden ser provocados por alguna actividad ilegal.

De la Rubia afirma que estos olores no son nuevos en la ciudad, pero no encuentra respuesta al por qué no se ha investigado tiempo atrás.

Por su parte, desde la Unión de Consumidores de Extremadura (UCE), se apunta que este tema, "al no habernos llegado quejas formales a nuestro departamento, es concerniente a la Comisión de Actividades Clasificadas" según palabras de Javier Rubio, secretario general de esta organización en Extremadura.

SIN RESPUESTAS CLARAS

Los olores en el ambiente no son nuevos este año, pero este verano se ha notado mucho más, sin que hasta el momento ni los responsables municipales ni desde distintas organizaciones consultadas sean capaces de argumentar con certeza a qué es debido esta cuestión.

En este sentido, el biólogo de Adenex, Antonio Gentil, afirma que "años atrás esta situación ya era patente en Mérida" y apunta como posibles focos de este problema a los lodos de la depuradora y a la fábrica de grasas, que "se sitúan en la línea de vientos dominantes, que la mayor parte de los días vienen del oeste y transportan los olores a la ciudad", provocando un malestar generalizado en toda la población

La tesis más probable, en cuanto a la depuradora de aguas, es que los malos olores provienen del proceso de decantación que se produce a la hora de limpiar los fangos.