Los vecinos de la calle John Lennon y aledañas se han tomado unos días de descanso después de la feria para decidir cómo actuar después de que sus quejas no hayan tenido respuesta y de que, un año más, sus calles se hayan convertido en un ´botellón´.

Este jueves tienen previsto reunirse con miembros de la Asociación de Afectados por el Ruido (Aedar) para decidir si cumplir con su amenaza y llevar ante los tribunales al ayuntamiento por considerar que durante estos días se han vulnerado al menos dos leyes. Por un lado, la Ley de Convivencia y Ocio, más conocida como la ley antibotellón , de ámbito regional, que prohibe el consumo de alcohol en la vía pública. Y, por otro, la ley general de horarios, que impide a pubs y discotecas ampliar su horario de cierre.

Una de las vecinas de la zona y miembro de la citada asociación, Maribel Fernández, aclara que su protesta no va dirigida hacia los hosteleros, porque comprende que tienen en estas fechas una buena oportunidad para sacar adelante sus negocios. Sin embargo, critica que el ayuntamiento permita ampliar los horarios de cierre porque, señala, aunque la gente tenga derecho a divertirse en ferias, en las viviendas de estas calles viven personas enfermas, ancianos y embarazadas que "también tienen derecho a descansar".

La gran mayoría de las comunidades de vecinos, casas y comerciantes de la zona presentaron a mediados de agosto un escrito en el ayuntamiento en el que solicitaban la prohibición del ´botellón´ en la zona para evitar no solo el ruido que se produce, sino también la suciedad que se genera (vidrios rotos, papeles, bolsas, orines, etc).

Fernández asegura que en los primeros días de la feria la policía local actuó impidiendo la concentración de personas en la calle para beber, a excepción de quienes estaban en las terrazas que algunos hosteleros sacaron a la calle, motivo por el cual se ha estado cortando el tráfico desde más o menos las tres de la tarde hasta las diez de la noche, hora en la que el ayuntamiento decidió que se debía desalojar la calle para limpiar los restos generados.

Pero conforme fueron pasando los días de feria y llegaba el día festivo y el fin de semana la presión policial fue disminuyendo, según las quejas presentadas por los vecinos, y los ´botellones´ fueron adueñándose de la zona, sobre todo en la calle Viñeros y en la plaza de Santo Domingo.