El año 1905 estuvo lleno de acontecimientos en la ciudad de Mérida. Las sociedades recreativas se volcaban en celebrar actos culturales y quien se llevaba la palma era el Liceo, que siempre estaba a la vanguardia de las demás menos en los carnavales, cuando era el Disloque quien tenía mayor éxito y el más sofisticado el Círculo Emeritense, siendo los más populares el Círculo de Artesano y la Tercia.

ACTOS SOCIALES En la sociedad del Liceo se celebró el acto literario del III Centenario del Quijote de la Mancha que ya comentamos el pasado domingo. La sociedad Amigos del País se reunía bajo la presidencia de Román García de Blanes y admitieron a varios socios después de la votación de la Junta Directiva.

Se preparaba en esta época la feria de febrero que se celebraban los días 8, 9 y 10 en el Arrabal, al término de la Rambla y muy cerca de lo que después sería el Cuartel Hernán Cortés.

Alfonso Pacheco y Lerdo de Tejada fue nombrado diputado provincial por el partido liberal. Ana Finch escribió varios artículos en el semanario La República .

VISITA REGIA El rey Don Alfonso XIII visitó los días 24 y 25 de abril las ciudades de Cáceres y Badajoz y el 26 vino a Mérida. El alcalde Carlos Pacheco y Lerdo de Tejada reunió a la corporación municipal para tomar las medidas que se iban a realizar con motivo de la visita y el concejal del partido republicano Tomás Lancho propuso que se le hicieran todos los honores que el Rey merecía, pero era "contrario en absoluto a que se empleara dinero alguno en arcos ni pergalinas. Y como el acta leída no aparece esta manifestación pide que se consigne en la de este día; contestándole el Sr. Presidente que así se haría". Lancho reclamaba a sus compañeros de corporación que el dinero que iba a disponer la comisión para tal efecto se empleara en empedrar las calles y que se blanquearan las fachadas y se limpiara la ciudad. Así el dinero gastado repercutiría en Mérida una vez realizada la visita y no había que descolgar las flores para tirarlas y desmontar los arcos triunfales sin dejar ningún beneficio a la ciudad. Así se acordó y los vecinos de la ciudad adornaron sus balcones y ventanas mientras los industriales y sociedades, como el Liceo, pusieron en la Puerta de la Villa y en la plaza de la Constitución los arcos por donde pasarían Don Alfonso de Borbón y la comitiva Real y Municipal.

La prensa se hacía eco de esta visita y se decía: "Los ayuntamientos carecen de recursos para lo necesario y les sobra para lo superfluo".

Llegó en el tren y la estación estaba completamente llena, siendo recibido por la corporación municipal y la banda de música dirigida por Castor Espadiña. Le acompañaba el ministro de Agricultura, que se comprometió a canalizar los pantanos de Cornalvo y Proserpina.

CORPORACION MUNICIPAL La corporación municipal estaba presidida por Carlos Pacheco y Lerdo de Tejada: los concejales eran Miguel Galán Ledo, Pedro Mora Ossorio, Tomás Lancho Sánchez, Fernando Pacheco y Lerdo de Tejada, Fidel Macías Fernández, Antonio Fernández Fernández, Diego Delgado Gracia, Manuel Crespo Giménez, Pedro Bohoyo Suero, Manuel Gutiérrez Barrena, Salvador Blanco Gil; José Alvarez Bruñuela; y Fernando Molinero Gallardo.

Para recibir a Su Majestad el Rey y hacerle los honores oportunos se nombró una comisión compuesta por José Alvarez, Manuel Gutiérrez Barrena y Pedro Mora Ossorio, para que hicieran el gasto conveniente y al margen, y por si hiciera falta se libró la cantidad de 17.000 pesetas. S. M Alfonso XIII había mandado 1.000 pesetas para que se le entregaran a los más pobres y para repartir esta cantidad se nombró otra comisión compuesta por Lancho, Macías, Fernández y Delgado. Después del reparto las protestas fueron numerosas.

El Rey entregó al alcalde Carlos Pacheco 1.000 pesetas para que las repartiera entre los más necesitados. No debieron estar todos los ciudadanos conformes con el reparo ni la forma de producirse, ya que se presentaron en la redacción del semanario La República para protestar enérgicamente y presentar las quejas de los vecinos necesitados como Inés Rodríguez y Josefa Cuellar, casadas con obreros pobres y con tres y dos hijos cada una. El marido de Josefa estaba enfermo hacía tres meses, ambas vivían en la calle San Juan, pero no sólo eran estos dos vecinas, iban en representación de otras muchas como Josefa Murillo, viuda, que habitaba en la calle Morería; Saturnina Melara y su madre, viudas ambas y la última impedida, vivían en la calle Viñeros; Angela Carrasco y Cristina Tamos viuda, la última con seis hijos que habitaban en la calle Las Cruces; Ana Chaviro y Josefe Hernández, casadas con jornaleros, la primera con seis hijos y la segunda con el marido enfermo, vivían en la calle Duque de Salas y San José; Julia Caro, viuda y anciana que vive em la Rambla; María ´la Andaluza´ casada con un jornalero poble y anciano que vive en el convento de Santa Eulalia; Josefa Guillén, Ramona Aparicio, y Eulalia Molinero, casadas con jornaleros y todas ellas residían en la calle San Juan.

El periodista Luis Moreno Torrado, republicano convencido, en un magnífico escrito abogaba por la justicia de Carlos Pacheco y le invitaba a que conociera los casos por si se pudiera resolver alguna de las lamentables situaciones de estas familias.

La visita quedó para la historia y no se consiguieron las promesas que sobre la visita regia había manifestado al alcalde de la ciudad. El pueblo lo pasó bien durante esta jornada primaveral y con el tiempo se olvidó todo y sólo quedó su visita.