--El vino le viene de familia...

--Sí, mi familia hacía vino de toda la vida en casa de mi abuela, donde recuerdo que había una sala llena de tinajas con vino y siempre hacía bastante frío. Mi abuela era la que se encargaba del vino y mi abuelo llevaba la viña. Nunca faltaba una buena botella de vino en su casa porque mi abuela era muy sociable. Ya con los años, cuando yo ya estaba más metida en el tema del vino decidimos plantar una pequeña viña en el pueblo de mi familia, La Nava de Benquerencia. Este proyecto ha revivido la tradición familiar.

--Para ser enóloga, ¿no hay que tener cierta sensibilidad?

--Siempre hay personas que tienen una sensibilidad especial para ciertas cosas. En mi caso, de pequeña tenía la mala costumbre, según mi madre, de que lo olía todo. Tengo mucha memoria olfativa, pero para ser enóloga también hay que practicar mucho. Considero que a la gente le viene muy bien hacer los cursos de formación que ahora están muy de moda. Estos cursos ayudan mucho a que la gente valore y tenga un criterio de si un vino es bueno o malo y poder explicar porqué le gusta o no.

--¿Qué tiene el vino?

--Lo que más me atrae del vino es el elemento de compartir. Mi padre dice mucho que el vino es para hablarlo, en el sentido de compartirlo, porque da pie a hablar y a entablar una conversación.

--¿Alguna preferencia?

--Me gustan mucho los vinos de variedad Petit Verdot y los blancos me encantan porque son super frágiles, ya que con un pequeño error en el proceso de elaboración se pueden oxidar, pierden la fruta y el color se pardea. Personalmente me decanto más por los blancos.

--¿Dónde reside la calidad?

--Un vino de calidad tiene que representar la zona donde se elabora, porque de lo contrario perdería toda su personalidad.

--¿Hay algún vínculo especial de la ciudad con el vino?

--En el mosaico de la casa del Mitreo aparecen tres personas pisando uva. En la época romana ya había aquí elaboración de vino y se sabe que al menos ya estaba presente en la ciudad. El vino desde siempre ha estado con nosotros porque al final es un alimento, no de la pirámide, pero que se ha ido adaptando con las culturas.

--¿Se potencia lo suficiente el consumo en Mérida?

--Mérida ha mejorado mucho en estos años porque antes no había tantas referencias de vinos de la zona. Una cosa que pasa en todos los sitios es que vas a una ciudad donde se elabora un tipo de vino y hay muy pocas referencias. Me llamaba mucho la atención en Mérida que ibas a un bar y siempre tenías los típicos y muy pocas referencias de vinos extremeños. Ahora cada vez hay más referencias de vinos extremeños en bares y restaurantes con la opción de probarlos.

--¿Hay buen vino en la tierra?

--En Extremadura tenemos buenos vinos pero hay que hacer una gran labor de divulgación y de comunicación. Realizar catas, ferias y que la hostelería apueste más por los vinos extremeños.