Piscinas y playas fluviales de arena fina o suave hierba, mares de agua dulce, deportes náuticos, cruceros, aguas medicinales y el arte de la pesca.

El agua es, junto al verde prieto, lo que quizá más sorprende al viajero que por vez primera conoce Extremadura. El mito de la tierra yerma cae derribado por el peso de cientos de saltos y cascadas que con furia aterrizan en pozas espectaculares, que el tiempo y la mano del hombre han convertido en lugares de recreo.

ZONAS FLUVIALES. De norte a sur y de este a oeste, la región cuenta con más de medio centenar de zonas de baño acondicionadas. De ellas, cerca de la mitad se encuentran en la alta Extremadura, en las comarcas del Valle del Jerte, Valle del Alagón, Las Hurdes, La Vera, Sierra de Gata y Monfragüe.

La oferta de turismo de patrimonio cultural, material e inmaterial, y natural que ofrece el norte de la región es incalculable. Las Hurdes ofrecen la posibilidad de pasear por paisajes apenas modificados y, en época estival, disfrutar de numerosas zonas de baño en Las Mestas, Sauceda, Ovejuela, Pinofranqueado, Casar de Palomero, Nuñomoral, Caminomorisco o Riomalo de Abajo.

La Vera es otro de los focos de atracción durante los meses del estío. La garganta de los Alardos y la de Jaranda y las piscinas del Trabuquete o el lago de Jaraíz son lugares de encuentro. En el Valle del Jerte, mención especial merece la Garganta de los Infiernos, una zona de baño situada en la reserva natural homónima y a la que solo puede accederse caminando un kilómetro. La recompensa es espectacular.

En Sierra de Gata, una veintena de zonas de baño permiten recorrer la comarca visitando al mismo tiempo los numerosos bienes de interés cultural que alberga esta zona de frontera.

La Dirección General de Turismo ya publicó en 2017 la segunda edición de su aplicación para móviles con el nombre Extremadura es agua, una guía útil y práctica para conocer el más de medio centenar de zonas de baño perfectamente acondicionadas que ofrece la región en lo meses de verano. Además de las coordenadas para la localización de su ubicación exacta, la aplicación recoge aspectos como accesiblidad, servicios, dotaciones, actividades e instalaciones.

Así como la mayor concentración de playas y piscinas fluviales se da en el norte de la región, las playas de embalse se ubican, fundamentalmente, en la mitad sur extremeña. La playa de Orellana lució en 2017, por octavo año consecutivo, una de las pocas bandera azules que Europa despacha en España para aguas de interior. García Sola, La Serena, Alqueva y Proserpina son otras cuatro áreas acuáticas de agua dulce situadas en la mitad sur extremeña.

Extremadura cuenta con 1.500 kilómetros de costa dulce, unas cifras únicas en Europa que convierten a la región en un destino diferente frente a la masificación del turismo de playa. Además, en los últimos años, la oferta de ocio acuático se ha sofisticado y ahora incluye desde cruceros a deportes náuticos, pasando por actividades complementarias, música o gastronomía de primer nivel en los restaurantes de ribera.

Océanos dulces. Extremadura cuenta con siete playas de embalse y una de las escasas playas de agua dulce que desde hace ocho años renueva fielmente la Bandera Azul en su orilla. Estas playas ofrecen una serie de sofisticados servicios que completan la oferta patrimonial de la región. Junto a Orellana la Vieja -Bandera Azul-, se encuentran las zonas de baño creadas a la orilla de los embalses de Proserpina, Alqueva y García Sola. En total siete áreas de baño recreativas en las que practicar deportes náuticos, actividades acuáticas, visitas a conjuntos patrimoniales o disfrutar del agua mientras se contemplan grandes aves.

Oferta activa. De forma paralela a la mejora de las instalaciones y al aumento de las campañas oficiales de promoción han surgido empresas especializadas en ofrecer al turista toda una serie de actividades relacionadas con el agua: descenso en kayaks, rafting, barranquismo, cruceros fluviales o pesca. En Extremadura existen 140.000 licencias de pesca deportiva y esta afición atrae hasta la región aficionados de toda Europa subyugados por los parajes que circundan ríos y embalses y por la posibilidad de practicar cualquiera de las especialidades ya sea por técnica o por especie.

CRUCEROS. Desde hace ya siete años tienen un atractivo especial los cruceros fluviales que se realizan por el río Tajo, una iniciativa que comenzó la Diputación Provincial de Cáceres y cuyo testigo ha cogido la empresa privada. El Balcón del Tajo inició una senda en la que ahora se realizan ocho rutas que incluyen en su oferta múltiples actividades complementarias en función de la zona de atraque. Este año dos nuevas rutas amplían el catálogo: los alrededores de Monfragüe, desde Serradilla o Talaván, y los Canchos de Ramiro.

El pasado año, 30.000 pasajeros disfrutaron en el Tajo del esparcimiento en cubierta, un negocio que, en 2017, generó un volumen de facturación de 500.000 euros en aquellas poblaciones donde se realizan los atraques.

Aguas termales. Además de las zonas de ocio y recreo, la región cuenta con una amplia y profesionalizada oferta de baños termales en Baños de Motemayor, Alange, Brozas, El Raposo, Hervás, Montánchez y Valdastillas. Aguas medicinales y tratamientos curativos idóneos para un buen número de dolencias que atraen cada año nutridos grupos de usuarios.

El cluster de Turismo acaba de presentar en Madrid los resultados del estudio WWT, -Water, Wellness and Tourism-, que persigue, fundamentalmente, dotar a los empresarios del sector de las herramientas necesarias para crear productos capaz de distinguirse entre la oferta disponible.

Entre los resultados más relevantes del estudio destaca que en el termalismo social supone más de la mitad de los usuarios de este tipo de establecimientos, por delante del turista senior, las parejas y familias en busca de relax. Todos ellos proceden, principalmente, de la región y también de Madrid y Andalucía.