Olvidar las rencillas profesionales con los colegas: El espacio de la fiesta no es un lugar para hablar aún más del trabajo, sino precisamente para hablar de todo lo que no tiene que ver con el trabajo, para conocer a nivel personal a los compañeros.

Organizar actividades. Una buena fiesta de empresa necesita de un buen animador que caldee los ánimos. Para ello conviene considerar la contratación de personas especializadas en este tipo de fiestas. Las grandes empresas realizan eventos esporádicos con animadores y espectáculos, como cuentacuentos, poetas o músicos.

Preparar un buen catering o cenas de empresa. Si se opta por invitar a animadores, organizar un catering costeado por la propia empresa animará a los empleados y será una prueba más de que se piensa en ellos. Es posible también, organizar una gran cena en un local, donde se podrá acudir de calle.

Actividades. Al margen de un buen menú, será conveniente organizar alguna actividad anexa a la propia cena, como un cóctel, un baile o un karaoke para que los empleados disfruten.