Los ancianos necesitan ingerir 45 mililitros de líquido por cada kilogramo de peso, frente a los 35 necesarios en los adultos, lo que representa un 25% más, tal y como pusieron de manifiesto un grupo de expertos en hidratación, reunidos en Barcelona en el marco del II Congreso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad). Con el envejecimiento se deteriora la capacidad para conservar el agua y mantener el equilibrio de sodio en el organismo, disminuye la sensación de sed, y también la capacidad del riñón para concentrar la orina, según constató el grupo de expertos en un comunicado.